'Diplomacia' europea
El rimbombante título que ostenta Josep Borrell de 'Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE', bajó hasta los suelos en Moscú. Y esto lo dicen desde la propia Europa, para quienes Borrell ha hecho el ridículo, y ha sido vapuleado y humillado en su visita a la capital rusa, por su homólogo, pero con una nomenclatura menos pomposa, Serguéi Lavrov.
Para ser diplomacia, venía cargada con mucha agresividad, violencia y saña esta gira que emprendió Borrell, quien pensó que podría llegar a Rusia, poner a todo el mundo de rodillas ante sus exigencias, y que le dispensarían un recibimiento al mejor estilo 'Bienvenido, Mister Marshall', aquella recordada sátira, española precisamente.
Para el analista internacional, Juan Aguilar, el título para esta visita de Borrell a Rusia sería "Crónica de un ridículo anunciado".
Antes de que el jefe de la diplomacia europea pisara suelo moscovita, ya se habían lanzado avisos en modo globo sonda desde Bruselas. Borrell llegaría con un mensaje muy fuerte sobre el caso Navalni, y exigiendo su liberación en nombre de los países del bloque comunitario, según Peter Stano, portavoz de la Comisión Europea. Entonces, el portavoz del Kremlin le devolvió con un aperitivo de lo que podría suceder si llegaban con esas ínfulas: "Si algún mensaje duro se trae, entonces no tengo ninguna duda de que nuestro ministro dará una respuesta igual de dura a este mensaje", lanzó Dmitri Peskov.
Borrell "hizo un papel lastimoso. Tu no puedes ir a un país soberano a exigir. Esto [que hizo Lavrov] lo hubiera hecho cualquier ministro de Exteriores de cualquier país mínimamente soberano y que tenga un poco de dignidad", observa Aguilar.
El revés
Entonces, pasó lo que pasó, y se impuso la realidad sobre la pantomima: tras exigir Borrell a su homólogo la liberación del bloguero convicto, quien fue encarcelado por delitos de estafa y apropiación ilícita de fondos, y tras su violación en reiteración real de su libertad condicional, Lavrov respondió por elevación, haciendo referencia a los independentistas catalanes, pero no defendiéndoles, tal como han pretendido mostrar desde medios españoles:
"Están en prisión sentenciados a diez años por organizar un referéndum, una decisión que la justicia española no ha revocado pese a que tribunales de Alemania y Bélgica hayan fallado en contra. Ante esto, España ha defendido su sistema judicial y ha pedido no dudar de sus decisiones. Eso es lo que queremos de Occidente en términos de reciprocidad".
2 de febrero 2021, 19:42 GMT
Es decir, no defendió a los independentistas, más bien aludió a que, como Rusia respeta las decisiones judiciales de otros países soberanos, exige una reciprocidad en ese sentido. Quien no lo entendió así, es porque intenta manipular el mensaje.
"Dado que Borrell es español, y catalán, es normal que le sacaran a relucir el caso de los presos independentistas catalanes. Si hubiera ido un ministro francés, seguramente le hubieran sacado la salvaje represión a los chalecos amarillos, y si hubiera ido un holandés, pues lo hemos visto estos días en las calles de Ámsterdam: la actuación policial, los detenidos, los heridos", apunta Aguilar.
El experto añade que "como miembro de la política española y de la UE, [Borrell] no puede pedir respeto a las decisiones judiciales de España y del resto de los miembros de la UE, y luego ir allí a faltar al respeto al Poder Judicial de la Federación de Rusia".
"Monaguillo" y "aprendiz"
Sin haberlos visto, todo el mundo se puede imaginar en qué nivel se tomaban la cabeza los líderes y/o políticos europeos al ver la rueda de prensa Lavrov-Borrell. Tanto, que muchos ya piden la cabeza del político español. Mientras, los medios europeos se cebaron con el así llamado 'Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE'.
Para resumirlo con un ejemplo, en una editorial la cadena alemana Deutsche Welle calificó de aprendiz al diplomático Borrell, de extensa trayectoria en ese tipo de cargos. "La rueda de prensa de Borrell y Lavrov se convirtió en una lección de presunción y fracaso. Borrell parecía un monaguillo allí, arrinconado, y mal preparado. Sergei Lavrov es conocido porque no da nada a sus socios en las negociaciones, e incluso robó la dignidad política a Borrell".
En este sentido, Aguilar defiende que Borrell es una persona con mucha experiencia: ha sido ministro, secretario general del PSOE, y canciller de España, entre otros cargos. "Ha tenido un papel político muy importante en algunos momentos en la política española. Cuando él gana este cargo en la Unión Europea, él deja de ser Borrell. Porque al final lo único que puede hacer es de 'corre, ve y dile' de lo que decidan los oligarcas de Bruselas", abunda el periodista.
"No es un aprendiz, lo que pasa es que iba derrotado de antemano. Si hubiera tenido un mínimo de autonomía, de orgullo, y de amor propio, Borrell tendría que haber dicho 'yo no voy a Moscú con esto, porque me van a dar por todos lados', como así fue", subraya Aguilar.
De postre, Lavrov le comunicó la expulsión de Rusia de tres diplomáticos europeos —Alemania, Polonia y Suecia— por haber participado en las protestas ilegales orquestadas por Navalni.
"Nada de esto le debería haber sorprendido [a Borrell]. Lo extraño, es que dé la sensación de que se sorprendió, de que no se esperaba una cosa así. Pero cómo no te lo vas a esperar, muchacho. De verdad, el nivel ha sido patético", sentencia Juan Aguilar.