"Ya esto no tiene para cuándo acabar. Todos los días las cifras son de tres dígitos, las colas cada vez más numerosas sin respetar las medidas de protección y a fin de cuentas uno es el que está expuesto porque nadie sabe quién te contagiará", comentó a Sputnik un transeúnte identificado como Emilio López, enfermero jubilado que se disponía a comprar pan.
Solo en el mes de enero, la capital cubana reportó 5.821 casos positivos, el 37% de la cifra acumulada (27.592) en la isla en ese mismo período, un número alarmante si se tiene en cuenta que de marzo a diciembre del 2020, en todo el país se habían registrado 12.225 contagiados.
30 de enero 2021, 19:12 GMT
Los expertos insisten en llamar a la disciplina social y al cumplimiento de las medidas de protección, quizás los elementos más importantes en el rebrote sostenido desde noviembre pasado, y que mantiene una alta curva de incidencia entre los cubanos.
Enero estuvo marcado por altos registros de contagios, donde influyó además la presencia de cubanos residentes en el exterior de visita en la isla o de nacionales que regresaron al país procedente de naciones con elevados índices de infección, y que no cumplieron los periodos de aislamiento indicados por las autoridades sanitarias.
Fiestas, aglomeraciones, cenas, visitas a amigos y parientes marcaron la estancia de los visitantes, dejando tras de sí una estela personas contagiadas, lo que obligó a las autoridades a reducir los vuelos procedentes de Estados Unidos, México, Panamá, Bahamas, República Dominicana, Jamaica y Colombia, y suspender el reinicio de frecuencias a Nicaragua, Guyana, Trinidad y Tobago, Surinam y Haití.
Nuevas restricciones
El alza significativa de casos positivos de COVID-19 en Cuba obligó a las autoridades a aplicar nuevas restricciones para los viajeros procedentes del exterior y para los nacionales, que cumplirán medidas de aislamiento y seguridad.
También se estableció en La Habana un toque de queda a partir del 5 de febrero, entre las 21:00 y las 05:00 horas, además de severas restricciones a los accesos de la capital desde otras provincias.
"Está bien que cierren la ciudad de noche, pero de día la gente anda sin control, apiñados unos sobre otros en las colas de los mercados, sin obedecer, o con los nasubucos (mascarillas) al cuellos, o bebiendo ron en las esquinas, y los niños jugando en los parques, a esos también debían aplicarles la ley", comentó enfadada Lucrecia Valdés, una anciana de 82 años que no dejaba de acomodarse su mascarilla mientras conversaba con esta agencia.
Se espera que en las próximas horas el gobierno provincial de La Habana anuncie nuevas medidas destinadas a frenar la transmisión de la pandemia, pero mientras, la policía y los inspectores seguirán dando cuenta de los infractores con altas multas que hasta el momento, no parece hayan dado demasiados resultados.