Previamente, los ministros de Exteriores del G7 y el alto representante de la UE pidieron a las autoridades rusas que liberaran a Navalni, afirmando que su arresto "se debe a motivos políticos". También expresaron su preocupación por la detención de "miles de manifestantes pacíficos y periodistas" durante las protestas no autorizadas del 23 de enero.
"Consideramos la publicación de esta declaración como una grave injerencia en los asuntos internos y una medida abiertamente hostil", dice el comunicado de la Cancillería rusa.
Añade que Moscú llama a "los países del G7 y la Unión Europea, que se ha unido a ellos, a que sigan estrictamente los principios y normas del derecho internacional generalmente reconocidos, abandonen la distorsión de los hechos y otros métodos de librar la guerra de la información, y presten más atención a la solución de los problemas vitales de sus ciudadanos".
"Recomendamos encarecidamente que cada uno de los Estados del G7 y la Unión Europea evalúen cuidadosamente las posibles consecuencias de la participación en tales gestiones antirrusas para un mayor desarrollo de las relaciones bilaterales con nuestro país", puntualizó el ente.
El bloguero y opositor ruso Alexéi Navalni fue arrestado el 17 de enero en un aeropuerto de Moscú cuando regresaba de Alemania.
Navalni permaneció en el país europeo desde finales de agosto de 2020 dónde se sometió a un tratamiento después de haberse sentido mal durante un vuelo doméstico en Rusia. Más tarde, su portavoz afirmó que el bloguero supuestamente ha sido envenenado con una sustancia tóxica. El Kremlin lo niega y considera dicha versión infundada. El Gobierno ruso solicitó a Berlín facilitar pruebas.
A Navalni se le imputan los delitos de estafa contra la empresa de productos de belleza Yves Rocher y apropiación ilícita de fondos de la maderera Kirovles. El opositor rechaza todas las acusaciones en su contra y las considera políticamente motivadas.
Según el Servicio Penitenciario Federal, Navalni fue detenido por múltiples violaciones de su libertad condicional, y fue declarado en busca y captura en Rusia el 29 de diciembre de 2020.
Los líderes de Estados Unidos, la UE y otros países occidentales exigieron a Rusia la liberación inmediata de Navalni.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, indicó que la reacción internacional ante el arresto no es más que un ejercicio en cadena para desviar la atención de la profunda crisis en la que se encuentra el modelo liberal.