La propuesta de reforma migratoria de Biden, llamada Ley de Ciudadanía Estadounidense, representa un revés a la política migratoria de Donald Trump y una esperanza para obtener la ciudadanía de las más de 10,5 millones de personas indocumentadas que viven en el país, según cifras del Centro Pew de Investigaciones.
Sin embargo, las posibilidades de que dicha reforma sea una realidad no son del todo factibles, pues esta deberá pasar por la Cámara de Representantes, la cual cuenta con mayoría demócrata, y por el Senado, en donde se requieren al menos 60 de 100 votos para ser aprobada.
Al respecto, Estefanía Cruz Lera, investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), menciona en entrevista con Sputnik que "aunque parece que el presidente de Estados Unidos tiene grandes poderes sobre la política migratoria, la verdad es que la ciudadanía, quien ingresa a territorio estadounidense y quien permanece en territorio estadounidense es una atribución del Congreso, no del presidente de Estados Unidos".
Brenda Estefan, quien trabajó en la embajada de México en Washington, considera que "en México también se están 'echando las campanas al vuelo' diciendo que hay esta propuesta allá, como tienen en el Congreso la mayoría demócrata y tienen la Casa Blanca, va a suceder. No es así, porque un tema tan espinoso como lo es el tema migratorio en Estados Unidos y que para los republicanos, particularmente algunos de ellos, sigue siendo un tema crítico de cara a sus votantes que no lo van a dejar pasar tan fácil".
"Se complica la aprobación final, porque si bien los demócratas tienen la mayoría en la Cámara de Representantes, en el Senado en realidad hay cincuenta senadores republicanos y cincuenta demócratas y el voto de desempate lo tiene Kamala Harris, pero si se llega a lo que en Estados Unidos se conoce como fillbustering —que es obstruccionismo legislativo— se requieren sesenta votos. (...) Entonces en un tema como este que se antoja complicado, que pueda generar tensión, yo no echaría las campanas al vuelo de que ya es un hecho de que los 11 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos van a tener un camino legal a la ciudadanía, creo que es un deseo de Biden —de su administración—, es una intención, pero de eso a que se apruebe lo veo complicado", agrega en conversación con Sputnik.
Por su parte, la investigadora del CISAN señala que si bien "él [Biden] puede llevar a cabo acciones adentro de la jurisdicción del Departamento de Seguridad Interior, no puede hacer una reforma migratoria y no puede otorgar la ciudadanía a las personas. Sí es un plan que cambia muchísimo la política inhumana de Donald Trump, pero tampoco implica cambios rápidos en la situación que están viviendo las personas indocumentadas".
El plan migratorio de Biden más allá de la reforma
La propuesta de política migratoria de Biden pretende reestructurar el sistema migratorio desde sus bases: seguridad fronteriza, comunicación regional, visados y reglas especiales para los beneficiarios del programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés). Todo ello, antes de la cúspide del plan: una reforma que legalice a las casi 11 millones de personas indocumentadas que transitan diariamente por territorio estadounidense.
20 de enero 2021, 22:32 GMT
"Su plan entiende a la política migratoria en términos más amplios, que van desde reconstruir el sistema de asilo, otra acción va a ser restaurar la prohibición de personas del Medio Oriente a Estados Unidos y algunos países musulmanes, y también incluirlos en la lotería migratoria que actualmente existe en Estados Unidos, quitar las restricciones que se estaban poniendo al programa DACA y probablemente restaurar el programa, restaurar el estatus a las personas que tienen el estatus de protección temporal —que es una visa humanitaria que tiene Estados Unidos—", explica Cruz Lera.
Para cumplir dicho plan, Biden realizó una serie de movimientos en su gabinete para que estén al frente de la reestructuración de la política migratoria. Alejandro Mayorkas al frente del Departamento de Seguridad Interior (DHS, por sus siglas en inglés), Samantha Power como administradora de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y Roberta Jacobson como encargada de la frontera sur. Todos ellos, funcionarios durante el Gobierno de Barack Obama.
En lo que respecta a la contención de migrantes provenientes de El Salvador, Guatemala y Honduras, la nueva administración planea destinar 4.000 millones de dólares a lo largo de cuatro años en programas estratégicos enfocados en "abordar las causas fundamentales que empujan a las personas desesperadas a huir de sus hogares".
Por otra parte, Estefan apunta que sobre la marcha se podrá ver también un "reenfoque de las repatriaciones, es decir, ya no serán repatriaciones en general de gente que llevan cinco años viviendo en Estados Unidos, que está bien establecida, que tiene una vida allá, sino que se buscará que sean repatraciones de cruces recientes o de personas con un historial criminal que hayan cumplido una condena en Estados Unidos. Un poco siguiendo la lógica para repatriación que se siguió durante el período de Obama".
Las cifras: ¿una política migratoria al estilo Obama?
Si bien Biden tiene como fin romper con la política migratoria del mandato de Trump, una de las dudas es si se implementarán políticas similares a las del período de Barack Obama. Pues sucede que parece haber regresado la era Obama a la Casa Blanca con personas como Mayorkas, Powell y Jacobson al frente de instancias relacionadas con disposiciones en materia migratoria.
Pero, ¿cuál es el temor ante el regreso del estilo Obama? La cifra de 2,5 millones de deportados durante su Gobierno. Esto debido a que a pesar de que Trump tuvo un discurso y una forma más agresiva de conducirse en términos migratorios, Obama rompió récord en número de repatriaciones. Según cifras de la Oficina de Detención y Deportación (ICE, por sus siglas en inglés), tan solo en su primer año como presidente se registraron 381.962 deportaciones frente a las 140.763 del primer año de Trump.
Sobre este punto, Estefan señala que a pesar de que el número de deportados durante el mandato de Obama fue mayor que los registrados con Trump, la manera en la que se desarrollaron las políticas migratorias fueron distintas sobre todo en términos humanitarios.
En consecuencia advierte que a partir de ahora es posible que se presente "un cambio muy importante de un enfoque más humanitario y ordenado respecto a la migración" respecto al período anterior. El plan de Biden, además, parece que será de "mejor recepción al migrante de lo que vimos en la Administración Obama".
Por su parte, la investigadora del CISAN considera que Biden, a diferencia de Obama, "sí está concentrado en hacer cambios en el sistema migratorio del país y algo que nos da luces son las personas que ha nominado para que atienda la situación con México".
"Para empezar él [Biden] ha dicho que va a terminar con la declaración de emergencia en la frontera sur; y bueno el hecho de que nominara a una persona latina dentro del Departamento de Seguridad Interior, que es el que se encarga de las políticas de persecución a los inmigrantes, de la patrulla fronteriza y de ICE, que es el organismo encargado de las deportaciones. El hecho de que haya un latino al frente sí cambia la perspectiva o al menos da una señal de buena voluntad por parte de Joe Biden", agrega.