La parte rusa señaló que no es la primera vez que la Embajada estadounidense muestra desprecio a las normas y reglas diplomáticas al publicar mensajes en internet sobre acciones ilegales en las ciudades rusas. Este comportamiento, de acuerdo con la cancillería rusa, "de hecho, fomenta acciones violentas declaradas hipócritamente como protestas pacíficas, en las que los organizadores involucran cínicamente incluso a los menores".
"La administración de la Embajada de EEUU tendrá una conversación seria en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia", declara el comunicado.
El Departamento señaló que en vez de apoyar las protestas no autorizadas en Moscú, Washington debería abordar sus problemas internos, incluida la "superación de la profunda división en la sociedad estadounidense, generada por la injusticia social, la desigualdad y la persecución de la disidencia".
El Ministerio de Exteriores ruso insistió en que esas publicaciones serán vistas como una interferencia extranjera en los asuntos internos del país. No obstante, los diplomáticos rusos también advirtieron que esos intentos de EEUU de incitar a los elementos radicales están condenados al fracaso y tendrán consecuencias negativas para las relaciones bilaterales.
El día anterior, la Embajada de EEUU en Rusia publicó los lugares y horarios de las protestas no autorizadas del 23 de enero en varias ciudades rusas e instó a sus ciudadanos a evitar visitar estos lugares.
La portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova, por su parte, condenó la conducta de los diplomáticos estadounidenses, afirmando que, incluso, los organizadores de las protestas no anunciaron estos planes.
"Uno solo puede imaginarse lo que pasaría si la Embajada de Rusia en Washington publicara un mapa con las rutas de las protestas, mostrando que el Capitolio sería su punto final. Resultaría en una histeria global entre políticos estadounidenses, incluyendo llamados antirrusos, amenazas de sanciones y la expulsión de diplomáticos rusos", comentó Zajárova a los medios.
El 23 de enero miles de personas salieron a las calles de Moscú para manifestarse en contra del encarcelamiento del bloguero opositor ruso Alexéi Navalni. Las autoridades no habían autorizado las manifestaciones masivas en tiempo de pandemia y detuvieron a unas 2.800 personas que se unieran a las protestas en todo el país.
El bloguero y opositor ruso Alexéi Navalni fue arrestado el 17 de enero en un aeropuerto de Moscú cuando regresaba de Alemania.
A Navalni se le imputan los delitos de estafa contra la empresa de productos de belleza Yves Rocher y apropiación ilícita de fondos de la maderera Kirovles. El opositor rechaza todas las acusaciones en su contra y las considera políticamente motivadas.
Según el Servicio Penitenciario Federal, Navalni fue detenido por múltiples violaciones de su libertad condicional, y fue declarado en busca y captura en Rusia el 29 de diciembre de 2020.
Los líderes de Estados Unidos, la UE y otros países occidentales exigieron a Rusia la liberación inmediata de Navalni.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, indicó que la reacción internacional ante el arresto no es más que un ejercicio en cadena para desviar la atención de la profunda crisis en la que se encuentra el modelo liberal.