Con el lanzamiento de la campaña 'Migrar no es un juego', el CICR, la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja de Guatemala, Honduras, El Salvador y Costa Rica agradecen "las acciones de solidaridad a favor de los migrantes, buscan promover un trato digno hacia ellos y contribuir a evitar su estigmatización".
El organismo humanitario señala además la crisis climática y los desastres causados por fenómenos naturales, "que imponen nuevos retos humanitarios, incluyendo la posibilidad de un aumento de los desplazamientos y flujos migratorios".
En este contexto, el CICR, la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja urgen a "una respuesta eficaz y coordinada donde las propias personas migrantes, la sociedad civil, las autoridades de todos los países implicados y la comunidad internacional" trabajen de la mano.
Campaña sobre riesgos de migrar
La campaña contempla diversos productos digitales con los cuales el movimiento humanitario internacional busca e incluye la producción de un video que registra un juego de mesa real entre cinco niños y niñas no migrantes.
Guiados por una psicóloga, los infantes deben llegar a la meta emprendiendo un viaje con diversos obstáculos y en el que la solidaridad hacia los otros es factor clave para llegar a salvo a la meta.
"El material videográfico busca captar las reacciones del grupo al enfrentarse a diferentes riesgos en situaciones de disparidad, para mostrar que migrar no es un juego y que las diferentes decisiones que las personas pueden tomar ante las circunstancias pueden marcar una diferencia", dice el comunicado.
Migrar es una decisión difícil para miles de personas "que lo han perdido todo debido a la violencia, la pandemia o los desastres causados por fenómenos naturales", como los recientes huracanes Eta y Iota que han tenido efectos devastadores en Centroamérica, indica la Cruz Roja.
Para estas poblaciones, dejar atrás sus hogares, arraigo y seres queridos para cruzar fronteras en la búsqueda de un mejor futuro o sobrevivir "es su último recurso", agrega.
José Félix Rodríguez, coordinador de Migración de la IFRC en las Américas apunta que "quienes migran se exponen cada vez a más riesgos, como la posibilidad de sufrir daños físicos, emocionales o patrimoniales, cuando su camino debería ser seguro, digno y con acceso a servicios humanitarios".
Las respuestas a la migración deben ser integrales con el fin de "atender las necesidades de grupos propensos a una mayor vulnerabilidad, como las personas afectadas por la violencia, las mujeres, niños, niñas y jóvenes, las poblaciones indígenas y las personas lesbianas, gais, bisexuales y transgénero", dijo el responsable del organismo.
Las consecuencias humanitarias de las migraciones son dramáticas.
"Somos testigos de que muchas personas en su trayecto son víctimas de extorsión, violencia sexual, que desaparecen, se separan de sus familias, sufren accidentes y amputaciones, son asesinadas o mueren debido a enfermedades o a las inclemencias climáticas", denuncia el líder del CICR.
Organizaciones civiles reafirmaron con motivo esta fecha su recomendación a México y EEUU de eliminar el programa binacional 'Quédate en México', que ha obligado a más de 68.000 migrantes a permanecer en territorio mexicano, para una angustiosa espera indeterminada de sus solicitudes de asilo.
Las amenazas de muerte, el reclutamiento de pandillas, la extorsión y otras formas de violencia selectiva están impulsando a más familias del norte de Centroamérica a huir de sus hogares y buscar protección en otros países, reveló el 17 de diciembre una nueva encuesta de Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
ACNUR dice en un comunicado en su web que esos datos muestran la dinámica detrás del "alarmante" aumento del 456% en las unidades familiares detenidas en la frontera sur de los Estados Unidos el año pasado; este número se disparó de casi 77.800 familias en 2018 a más de 432.000 en 2019.