Huei Tzompantli (hilera de cráneos, del náhuatl) es una estructura cilíndrica de cráneos humanos que servía como declaración de poder y principios bélicos para los enemigos de los mexicas.
Fue descubierta en 2015 durante los trabajos de restauración de un inmueble histórico en la calle República de Guatemala 24 a espaldas de la Catedral Metropolitana construida sobre el Templo Mayor, uno de los principales templos de Tenochtitlán.
"Investigar la historia antigua de la capital del Imperio azteca, Tenochtitlán, es una tarea extremadamente difícil, ya que la actual Ciudad de México se encuentra sobre sus ruinas", comentó a Sputnik Dmitri Beliáyev, del Centro de Estudios Mesoamericanos Yuri Knórozov.
Durante las excavaciones de este año, los arqueólogos lograron localizar el extremo este y la fachada externa de aquella torre o muro circular de cráneos humanos, de 4,7 metros de diámetro. El Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) reveló que se habían descubierto otros 119 cráneos humanos en esta sección de la torre, los cuales se suman a los 484 identificados anteriormente.
Los arqueólogos lograron identificar tres etapas constructivas de esta plataforma mexica. Estas se remontan, al menos, a la época del tlatoani Ahuízotl, quien gobernó Tenochtitlán entre 1486 y 1502.
La fachada este corresponde a la primera etapa de construcción del tzompantli, reveló el arqueólogo Raúl Barrera Rodríguez, responsable de las excavaciones. Los cráneos fueron unidos con una argamasa de cal con arcilla. Según un análisis visual, en esta fachada hay tanto cráneos de hombres como de mujeres y de, al menos, tres niños, reconocidos por ser más pequeños y con dientes que estaban en desarrollo.
Beliáyev señaló que el material óseo está muy bien conservado, lo que abre nuevas perspectivas de investigación para los científicos.
"Estamos esperando los resultados de los análisis químicos, que mostrarán de dónde provienen. Así, haremos una cartografía de la expansión imperial azteca no solo de acuerdo con las fuentes escritas, sino también con la aplicación de métodos de antropología biológica", afirmó, al agregar que este tzompantli tiene un inusual formato: los cráneos no fueron enganchados en postes, sino incrustados en una pared con argamasa.
Posteriormente, se llevaron a cabo remodelaciones prehispánicas del tzompantli con el fin de elevar los niveles de piso, lo que dañó parcialmente los cráneos. Más tarde, cuando la ciudad de México-Tenochtitlán cayó en manos de los conquistadores españoles y de sus aliados indígenas, se destruyó la mayor parte de la última etapa de construcción del Huei Tzompantli, por lo que los cráneos de la torre se fragmentaron y dispersaron.
Los arqueólogos aseguran que el Huei Tzompantli estaba dedicado al dios Huitzilopochtli, el dios azteca del Sol, la guerra y los sacrificios humanos. El tzompantli es el tipo más importante de monumentos triunfales en la antigua Mesoamérica, un símbolo de la victoria.
"Se construyó para asustar a los enemigos e intimidar a las ciudades y tierras subordinadas, para que los enviados y rehenes que vinieron a la capital supieran lo que les pasaría", explicó Beliáyev.
Es probable que muchos cautivos de los mexicas hayan sido sacrificados como nextlahualtin (pago de deudas), buscando con ello ser favorecidos por los dioses otorgándoles vida a cambio, comentan los arqueólogos.
"Aunque no podemos determinar cuántos de estos individuos fueron guerreros, quizá, algunos eran cautivos destinados para ceremonias de sacrificio. Sí sabemos que todos fueron sacralizados, es decir, convertidos en dones para los dioses o, incluso, en personificaciones de las propias deidades, por lo cual se les vestía y trataba como tales", explicó Barrera Rodríguez.
Para los aztecas el sacrificio ritual mantenía con vida a los dioses y, por ende, daba continuidad a la existencia del universo.
"El sacrificio humano en Mesoamérica era un compromiso que cotidianamente se establecía entre los seres humanos y sus dioses, como una forma que incidía en la renovación de la naturaleza y en asegurar la continuidad de la vida misma", agregó el arqueólogo.
De las fuentes coloniales se sabe que en el recinto sagrado de Tenochtitlán existían siete tzompantlis.
"Recientemente, ha habido comentarios que dicen que los sacrificios humanos masivos son toda invención de los españoles y que los aztecas no masacraron a miles de personas. Bueno, ya se han encontrado unos 600 cráneos solo en este tzompantli y estoy seguro que habrán más", supuso Beliáev a Sputnik.
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"A cada paso, el Templo Mayor nos sigue sorprendiendo; y el Huei Tzompantli es, sin duda, uno de los hallazgos arqueológicos más impactantes de los últimos años en nuestro país, pues es un importante testimonio del poderío y grandeza que alcanzó México-Tenochtitlán", comentó la ministra de Cultura del país, Alejandra Frausto Guerrero.
Los aztecas eran un grupo de pueblos de habla náhuatl que dominaron grandes partes del centro de México desde los siglos XIV al XVI. Su imperio fue derrocado por los invasores liderados por el conquistador español Hernán Cortés, quien capturó Tenochtitlán en 1521.