¿Crónica de una Guerra Fría sin tregua?
Para no extenderlo tanto, consideremos algunos hechos transcurridos en el breve lapso de tiempo de pocos días, de acciones anunciadas y/o emprendidas por EEUU. Para ser más exactos, lo que ha ocurrido en menos de una semana, entre los días 2 y 8 de diciembre de este 2020.
El día 2, Biden anunciaba que cuando asuma —presuntamente— la presidencia de EEUU, mantendrá los aranceles del 25% a importaciones desde China por valor de 200.000 millones de dólares.
Al día siguiente, y tal vez reforzando lo que es la postura institucional de Washington hacia Pekín, la Administración Trump endurecía el régimen de visados de visitante para los miembros del Partido Comunista de China y familiares directos: los reducía su vigencia de 10 años a 1 mes. Ese mismo 3 de diciembre, el Congreso de EEUU acordaba un nuevo proyecto de Ley de gastos en Defensa que incluye nuevas medidas contra China y Rusia.
El día 4, el Pentágono incluía a 4 empresas chinas en su lista negra como controladas por "compañías militares de China Comunista". Esta calificación le da cancha a nuevas sanciones al presidente estadounidense contra estas compañías, lo que irritó y provocó la protesta del gigante asiático. El mismo día 4, John Ratcliffe, director de Inteligencia Nacional de EEUU, declaraba en una entrevista concedida a la cadena CBS News, que China procura por todos los medios influir en las leyes adoptadas por congresistas de su país.
El día 5 no estuvo exento de acciones rupturistas por parte del país del Tío Sam: suspendió cinco programas de intercambio cultural con China por considerar que Pekín los utilizaba con fines propagandísticos, según el secretario de Estado, Mike Pompeo. Los calificó como "programas disfrazados de intercambios culturales".
Llegó el día 7, y China decidía tenderle la mano a EEUU. "China y EEUU deben entablar diálogo en todos los niveles, cualquier tema puede abordarse en la mesa de negociaciones. Así podremos mantener el contacto en cuestiones estratégicas a largo plazo", dijo el ministro de Exteriores de China, Wang Yi, al intervenir ante la directiva del Consejo Empresarial China-EEUU.
Con este llamado, "China está arrinconando a EEUU para demostrar ante el mundo, quién es quién, en 'esta película'", advierte en este sentido el director del think tank Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele.
Añade que estas declaraciones de Wang forman parte de una tradición de entender el tiempo y las formas muy distinto a Occidente. "En Oriente no es la misma forma de medir el tiempo que tenemos los occidentales, y allí podemos observar una paciencia estratégica muy clara de China con relación a este exabrupto, esta forma de llevarse todo por delante, de aplicar sanciones permanentemente, que ya han llegado al agotamiento en sí misma de la política exterior norteamericana".
Volviendo al 7 de diciembre, el mismo día en que China hacía ese llamado, el Departamento del Tesoro de EEUU anunciaba sanciones contra 14 funcionarios del Gobierno de China en el marco de sus medidas relacionadas con Hong Kong.
El día 8, Pekín volvía a hacer un llamado a Washington: que revocara esas sanciones, o de lo contrario se exponía a una respuesta a las que denominó, "medidas decisivas y contundentes", según la portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Hua Chunying. Entonces, entró en escena el secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross. En una cumbre asiática organizada por el grupo de expertos Milken Institute, lanzó su dardo: "China sigue siendo potencialmente el mercado más grande y la principal amenaza militar y económica en esta región".
Caída libre
De acuerdo a Pereyra Mele, la postura de EEUU debe entenderse por su tremenda debilidad debido a un retroceso que está experimentando y que arrancó el 11 de septiembre de 2001, que ha llevado a que allí ocurrieran acontecimientos totalmente fuera de lo tradicional de su política, como fue la llegada al poder de un outsider de la política como Donald Trump.
"Y ahora, el retorno del establishment tradicional norteamericano intenta, de alguna manera, tratar de restablecer situaciones en el tiempo que ya son imposibles de ponerlas en marcha", remacha el analista.
Carlos Pereyra Mele avisa que en la ecuación de cómo medir el tiempo es donde China tiene su gran fortaleza, esa que Occidente ha ido perdiendo en los últimos años "y que demuestra que estamos ante un cambio de ciclo histórico fundamental".