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Moisés ya ampara a Venecia de las mareas altas

ROMA (Sputnik) — Venecia, que desde siempre vive con la amenaza de inundaciones, evitó este fin de semana dos mareas altas de 130 cm gracias al sistema de diques móviles Moisés, que inició operaciones este año tras casi dos décadas de trabajos de construcción.
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Las 78 compuertas del sistema Moisés permanecieron alzadas durante dos días, protegiendo a Venecia de las aguas del mar Adriático. A pesar de que la marea alta rozó los 130 cm, en la laguna el agua no superó la cuota de 75 cm.
Una noticia que contrasta mucho con lo que ocurría en Venecia hace poco más de un año, cuando la marea subió hasta 187 centímetros, anegando casi toda la ciudad y causando la peor inundación de este siglo. El proyecto Moisés, que de bíblico tiene no solo el nombre, sino también los tiempos de construcción, finalmente funciona, aunque no deja de causar polémica en Venecia.

Lento camino hacia el proyecto

Las inundaciones acechan a Venecia desde siempre, pero solo en el siglo XX empezaron a tomarse medidas concretas para proteger la ciudad. A partir de los años 30 se emprendieron trabajos de limpieza de los canales, pero la tremenda inundación de 1966, provocada por una marea alta de 194 centímetros, demostró la insuficiencia de este enfoque.
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Por lo tanto, en los años 70 los ingenieros italianos comenzaron a elaborar el proyecto de una barrera para impedir la subida incontrolada del agua en el área urbana. A principios de los años 90 se llegó a la experimentación de una compuerta, que fue denominada Módulo experimental electromecánico o MOSE, por sus siglas en italiano. No es una coincidencia que, en el idioma italiano, la abreviación coincida con el nombre de Moisés: es una alusión al famoso pasaje del Viejo Testamento, en el cual el profeta bíblico dividió las aguas del mar Rojo para facilitar la huida del pueblo judío de Egipto.
Los trabajos de construcción empezaron en 2003. El proyecto preveía la instalación de un total de 78 compuertas en las 4 bocas de puerto que unen la ciudad con el mar Adriático. En los períodos de calma las compuertas tenían que estar en el fondo, en cajas especiales. Si las condiciones meteorológicas empeoraban y la marea superaba los 110 cm, el sistema debía levantar las compuertas, vaciándolas de agua y llenándolas de aire. Una vez terminada la emergencia, las compuertas volvían a su posición inicial.

Una epopeya costosa

En el curso de los años los costes del proyecto no pararon de aumentar. En 2001 se estimaba que la realización del Moisés costaría al Estado italiano unos 1.910 millones de euros. Doce años después ya se trataba de casi 5.000 millones, mientras para 2016 se les añadieron otros 500 millones.
En noviembre de 2019, en plena inundación que dejó bajo el agua a más del 90% del casco histórico de la ciudad, la ministra de las Infraestructuras Paola De Micheli anunció que el sistema necesitaba otros 400 millones.
Ahora que el sistema funciona, pero aún no está terminado, se estima que los gastos totales alcanzarán unos 6.200 millones de euros. Después del fin de los trabajos, mantener el sistema costará entre 80 y 100 millones de euros al año.

Críticas y mas críticas

Moisés debía entrar en funcionamiento en 2016, pero no fue posible. En 2017 el diario La Stampa denunciaba el estado lamentable de las cajas ya instaladas: "Están afectadas por la corrosión, el moho y la acción (¿realmente no se podía preverlo?) de los peces y de los humildes mejillones, mientras las compuertas no se levantan a causa de problemas técnicos".
Ahora, que el sistema ya funciona, no deja de ser criticado por varios motivos. En primer lugar, por el coste que muchos consideran exorbitante. Además, la construcción dio lugar a varios episodios de corrupción en el Consorcio Venecia Nuova que llevó a cabo los trabajos.
Los ecologistas destacan el daño que el sistema puede causar al medioambiente. Para proteger el fondo de las bocas de puerto de las corrientes marítimas se usaron millones de metros cúbicos de piedras, mientras las cajas en la que se sitúan las compuertas pesan 12.000 toneladas cada una.
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Además, en la boca del puerto de Lido fue construida una isla artificial que acoge la base de operaciones y tiene unos 500 metros de largo y entre 100 y 200 metros de ancho. Todo esto modificó las corrientes del agua tanto en las bocas de puerto, como en los canales de la ciudad, afectando gravemente el ecosistema de la laguna.
Se podría prescindir de todos estos factores, si el sistema asegurase a la ciudad una protección duradera de los caprichos del mar. Sin embargo, parece que a largo plazo el argumento más fuerte contra el proyecto consiste en que el cambio del clima global aumentará inevitablemente las mareas y elevará el nivel de mar, con lo cual el Moisés se hará obsoleto e inútil ya dentro de unos años.
La puesta en marcha definitiva del sistema está prevista para finales de 2021. A pesar de todo, este otoño ya protegió varias veces a Venecia de la marea alta. Con todas las críticas que recibe Moisés, de momento la ciudad no tiene un instrumento más eficaz para evitar las inundaciones y deberá conformarse con él hasta que no se invente algo mejor.
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