Para crear esta imagen panorámica, el empleado de la agencia rusa Rossiya Segodnya Ígor Mazunin utilizó fotos y vídeos captados por Mijaíl Krivitski, operador de drones del equipo Centrospas del Ministerio de Emergencias de Rusia, durante los trabajos de rescate.
Cinco aviones con médicos y socorristas rusos llegaron al Líbano poco después de la explosión para ayudar a mitigar las consecuencias de la catástrofe. Los rescatistas participaron en las labores para retirar los escombros y prestar asistencia a los afectados.
Alrededor de 200 personas murieron, 300.000 se quedaron sin techo y más de 50.000 viviendas fueron destruidas después de que 2.750 toneladas de nitrato de amonio, almacenadas de forma inadecuada desde 2014 en el puerto de Beirut, detonaran el 4 de agosto. La explosión desató una nueva espiral de violentas protestas antigubernamentales en la capital libanesa y provocó la dimisión del Gobierno.
A principios de diciembre, la Unión Europea, la ONU y el Banco Mundial lanzaron un plan conjunto para ayudar al pueblo libanés a "pasar de la fase de emergencia y emprender el camino hacia la recuperación y la reconstrucción a más largo plazo", en palabras del secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres. Los costos del denominado Plan de Reforma, Recuperación y Reconstrucción, o 3RF, se estiman en alrededor de 2.500 millones de dólares.