El aparato del electrocardiograma mostró síntomas alarmantes de infarto para el paciente en un hospital en Florencia, Italia. No obstante, la causa del extraño comportamiento de la máquina resultó ser una pila que se había tragado.
Al mismo tiempo, le hicieron un electrocardiograma que mostró el segmento ST elevado, un atributo del infarto de miocardio. Tal hecho les pareció sospechoso a los médicos ya que no mostraba otros síntomas de la enfermedad: no tenía dolores en el pecho ni tampoco dificultad para respirar. Además, mantenía dentro de la norma el nivel de troponina, la proteína que se libera en la sangre durante un ataque cardiaco.
Por esa razón, los doctores llegaron a la conclusión de que la causa de la distorsión en el electrocardiograma fue la batería ingerida. Cuando la pila entró en contacto con los jugos gástricos probablemente se generó una corriente eléctrica que llegó hasta el corazón y distorsionó los electrodos del ECG.
"Si alguien ingiere una o más pilas, el electrocardiograma puede imitar cambios consistentes con un infarto agudo de miocardio o un paro cardíaco", comentó el caso el cardiólogo estadounidense Guy Mintz, citado por la revista Annals of Internal Medicine, donde se publicó el informe del inusual caso.
El cardiólogo advirtió que si bien en este caso no se trata de un paro cardiaco real, tragar una pila sí puede perjudicar al corazón: "un duradero efecto eléctrico puede llevar a un daño del músculo cardiaco".
Más que esto, si la pila queda atascada dentro del intestino, puede traer consecuencias mucho más graves. El contacto contínuo con jugos gástricos hará que la pila se abra y su contenido contacte con la capa mucosa. Como resultado comienza una reacción química que derrite el tejido hasta la destrucción completa y la formación de úlceras profundas.