Algunos expertos consideran que una disminución de un 20% en la población, "generaría una situación dramática" por el desplome del consumo, la escasez de mano de obra y "las dificultades para financiar los fondos de pensiones".
Takahiro Nakamae, embajador de Japón en la Argentina, dijo a La Nación que el mayor desafío que enfrenta actualmente su país es "la disminución de la población y su envejecimiento". Ambas tendencias van de la mano.
Menor población activa supone que cada vez menos trabajadores sostienen a más jubilados y que la demanda se contrae, ya que el sector más dinámico en el consumo son los jóvenes. Japón pasará de los 126 millones actuales a solo 90 millones en 2060, cuando el 40% de la población estará jubilada.
El periódico del PCCh Diario del Pueblo, sostiene que "el mayor problema demográfico al que se enfrenta China actualmente es el envejecimiento poblacional". Los datos son alarmantes: "A fines del 2019 había 254 millones de chinos con 60 años o más. Este grupo cifraba el 18,1% de la población. Se espera que a mediados de este siglo llegue a 500 millones, un 35-36%. Esta realidad convertirá a la sociedad china en una de las más envejecidas del mundo".
En Japón hoy los mayores de 65 años representan el 27% de la población, lo que puede dar una idea de los problemas en los que se encuentra la segunda economía del mundo, si no se toman medidas rápidas, como acaba proponer el Quinto Pleno del XIX Comité Central del PCCh.
No obstante, el mismo periódico sostiene que "abordar este problema se convertirá en un dolor de cabeza". Como suele hacer la dirección china, su máximo organismo decidió "aumentar la reserva de riqueza para hacerle frente a una población más necesitada de apoyo", ya que considera que "la mejor manera de equilibrar una sociedad envejecida es impulsar el desarrollo económico".
Sin duda las autoridades del gobierno y del Partido Comunista hacen una lectura adecuada:
"El rápido envejecimiento de la sociedad hará que sea más difícil para China sostener su crecimiento económico, se deben tomar medidas para aumentar la demanda interna y promover un desarrollo sostenible y de alta calidad mediante la profundización de la reforma estructural del lado de la oferta".
Una de las apuestas más fuertes para combatir los efectos del envejecimiento, consiste en:
- "transformarse en una potencia con capital humano de alta calidad",
- mejorar los sistemas de seguridad y seguro médico de la vejez
- y ofrecer productos y servicios de alta calidad para los ancianos.
Como señala Global Times, otra de las medidas estelares consiste en "mejorar la planificación familiar", lo que supone impulsar la tasa de fecundidad, con medidas como la eliminación de la política de hijo único, que había sido tomada 40 años atrás para evitar la superpoblación del país, y avanzar hacia "una política del tercer hijo en el nuevo período del plan de cinco años".
El problema es que desde 2017 los nacimientos vienen disminuyendo, en algunas regiones hasta un 20% anual, cuando eñ número de mujeres en edad fértil viene cayendo a razón de 4,5 millones cada año.
Debe recordarse que hasta ahora, aunque se está relajando el control, violar la política de planificación familiar (sólo dos hijos desde 2016) puede provocar el despido de funcionarios y empleados de empresas estatales, además de multas.
Otro problema, como destaca la agencia Xinhua, es que más de un tercio de las familias que ya tienen un hijo, no quieren un segundo. Tener un hijo es muy caro. "Cuesta entre 20.000 y 30.000 yuanes (unos tres mil dólares) al año para una familia en una gran ciudad criar a un hijo, desde el nacimiento hasta la universidad, sin incluir el costo de oportunidad, el tiempo y la energía de los padres", destaca la agencia gubernamental.
Por eso uno de los objetivos es abaratar los servicios para los cuidados de los niños y niñas, ya que se reconoce "la falta de instalaciones para el cuidado de los niños, educación de calidad y atención médica adecuada", que no contribuyen a que las familias se decidan a tener más hijos.
Un reciente informe del Ministerio de Asuntos Civiles difundido por South China Morning Post, muestra que "la población única de China" (o sea los solteros) "ha alcanzado los 240 millones de personas". Hay 77 millones de hogares solteros, y se espera que aumenten a 92 millones el próximo año. "China tiene ahora la población individual más grande del mundo".
Una encuesta de 2017 a profesionales solteros mostró que las mujeres estaban menos ansiosas por casarse que los hombres. "Entre los entrevistados, el 55% de los hombres buscaba activamente una pareja, mientras que solo el 37% de las mujeres hacía lo mismo".
La conclusión del periodista del diario de Hong Kong es clara: "Cada vez más mujeres ya no consideran el matrimonio y la maternidad como ritos de iniciación o ingredientes esenciales de una vida feliz. Una mejor educación, mayores ingresos y más opciones profesionales les otorgan la libertad de elegir el estilo de vida que desean".
La sinóloga y politóloga Águeda Parra, sostiene que la situación de las mujeres en China está cambiando de forma muy veloz, donde se registra "una ola de empoderamiento femenino". En una sociedad muy tradicional como la china, con un enorme peso del patriarcado, no llama la atención que en el Informe de Brecha de Género 2018 que elabora anualmente el World Economic Forum, China se sitúe en el puesto 103 de 149 países.
Modificar este conjunto de desequilibrios, no parece nada sencillo. Porque se conjugan las herencias históricas de una de las sociedades más conservadoras del planeta, con una política de la revolución china que pareció razonable en un principio, pero que ha dado resultados muy contradictorios.