"Madrid se transforma en el centro de la conspiración contra la paz y la democracia venezolana", denunció el presidente Nicolás Maduro el 29 de octubre, días después de que el propio dirigente opositor, Leopoldo López, confesara desde España que su propósito principal era unificar esfuerzos internacionales para sacar del poder a la Revolución Bolivariana, un objetivo que persigue desde hace casi dos décadas.
Sobre Leopoldo López, dirigente del partido de extrema derecha Voluntad Popular, pesan varias acusaciones. Fue uno de los protagonistas del golpe de estado contra Hugo Chávez en 2002 y líder del plan "La Salida" con el que en 2014 se intentó derrocar al presidente Nicolás Maduro y que provocó la muerte de 43 personas. Luego, el 30 de abril de 2019 lideró un nuevo intento de golpe militar contra Maduro y tras el fracaso de la operación de manera inmediata se refugió en la residencia del embajador español, un lugar desde donde, según ha denunciado el Gobierno de Venezuela, se planificó la Operación Gedeón con el que se buscaba asesinar al presidente Maduro.
La fuga
La fuga de López de la residencia del embajador español y el posterior recibimiento en España el 25 de octubre ha provocado una nueva tensión diplomática entre España y Venezuela.
"Que la decisión de Leopoldo López de salir de la embajada fue una decisión personal donde ellos no tuvieron nada que ver, es algo que parece bastante poco creíble porque no es que esté en casa de visita de un amigo y de pronto diga que se va. No estamos hablando de eso. Estamos hablando de un caso que implica consideraciones jurídicas del Derecho Internacional", aclara la politóloga Arantxa Tirado.
"Silva, que fue nombrado embajador de España en Venezuela por Rajoy, es una persona que se ha destacado allí por tener las posiciones más beligerantes respecto al Gobierno, tratando de tensar la cuerda, poniendo en peligro en algunas ocasiones el mantenimiento de relaciones diplomáticas entre España y Venezuela. Fue de los que recibió con alborozo a Guaidó cuando volvió de Colombia, de su gira. Cuando se anunció que iba a ser sustituido por otro jefe de misión diplomática, en mi opinión, hizo su último trabajo para la oposición más reaccionaria y ultraderechista, que ha sido preparar la fuga de López", sostiene Pineda.
La visita
Pero la historia no quedó en la fuga. A su llegada a España, el presidente Pedro Sánchez lo recibió, no en calidad de jefe de Gobierno, pero sí como secretario del PSOE.
Sin embargo, Tirado apunta que la lectura sobre el recibimiento de Pedro Sánchez a López se debe hacer desde distintos ángulos. Primero "en clave de política interna para hacer un guiño a la derecha para apaciguar ánimos". Segundo, entendiendo que "España está jugando un papel secundario porque, realmente, quien manda, quien mueve los hilos es Estados Unidos", y, en tercer lugar, por el pulso interno que constantemente hay en el seno del PSOE.
"Hay un sector que podría ser aglutinado alrededor de las posturas de José Luis Rodríguez Zapatero, que es un sector que sabe cuál es la naturaleza de la oposición venezolana, que sabe que su contrincante ideológico que está aliado con la oposición en España de manera carnal y hasta familiar, podríamos decir, y este sector tiene un discurso no muy diferente del diálogo, que en el fondo saben lo que realmente está sucediendo en Venezuela, pero no tienen margen de maniobra. Luego hay otro sector que sería el de Felipe González que son abiertamente pro atlantistas, que están encuadrados en la línea dura de EEUU y de la derecha española mundial, aunque esté en el PSOE, y que no dan legitimidad al Gobierno venezolano. Yo creo que Sánchez está, y quiero pensar también que por las presiones de sus socios de Gobierno de Unidas Podemos, tratando de hacer equilibrios entre esos dos sectores", reflexiona Tirado.
¿La Miami ibérica?
El presidente Maduro reprochó la reunión entre Sánchez y López, y denunció los planes que se estarían gestando contra su Gobierno.
Y no es la primera vez que Maduro hace este tipo de acusaciones. Ya en varias ocasiones ha advertido que las conspiraciones contra la democracia venezolana provienen de tres polos: EEUU, Colombia y España.
"España, en concreto Madrid, se está convirtiendo en una especie de Miami de los cubanos, en este caso de los venezolanos. Se está convirtiendo en un lobby interno que está influyendo en la política española y tiene lazos abiertos, públicos con los partidos de las tres derechas", advierte Pineda.
"Lo primero que hay que entender es que los Gobiernos de España, particularmente de José María Aznar y Mariano Rajoy, han participado activamente y han acompañado la política de cambio de régimen de Estados Unidos. Basta recordar que España participó directamente en el golpe de estado contra el presidente Hugo Chávez. Hay que recordar que los partidos Primero Justicia y Voluntad Popular son hijos directos del Partido Popular español en el plan de crear una suerte de internacional de derecha en América Latina, una suerte de franquicias del Partido Popular en Venezuela, y luego comienza una estrecha relación de financiamiento y de trabajo político entre la fundación FAES de Aznar y Primero Justicia y Voluntad Popular. Se tiene documentación desde el año 2005 de ese financiamiento directo, envío de dirigentes a formarse en España y en Europa, apoyo mediático desde España", apunta el periodista venezolano William Castillo.
"España empieza a acoger a corruptos, prófugos de oposición, algunos exchavistas corruptos que han pasado por España, como el exministro de Energía y Petróleo Nervis Villalobos, acusado de corrupción, el 'Pollo' Carvajal, que estuvo en España y no se sabe si se fugó, si no se fugó. En España está la exenfermera de Chávez, que tuvo una participación destacada en Venezuela como una conspicua corrupta y se lleva su riqueza a España. Entonces en España conviven medios, políticos, financiamiento, capitales mal habidos producto de la corrupción, tanto de exchavistas como opositores, como el exalcalde Antonio Ledezma, que van copando los barrios ricos de Madrid", indica Castillo.
"Ahora en España vive a todo dar parte de la familia de Juan Guaidó, su papá, que era un taxista en Venezuela, hoy es un acaudalado inversionista en España. Y entre Canarias, Madrid y otras ciudades se ha ido conformando esta suerte de mayamerismo ibérico que sigue vendiendo que va a ser la que hará la transición en Venezuela y asegurándole a las empresas españolas una participación directa en la repartición de Venezuela cuando caiga la Revolución Bolivariana, que al final es a lo que se reduce todo", sostiene Castillo.
Serán el tiempo y las autoridades españolas las que dirán si España se convertirá o no en lo que su momento fue Miami para los llamados anticastristas: un territorio desde donde se organizaron y ejecutaron graves acciones desestabilizadoras y terroristas contra el pueblo cubano, entre ellas la voladura del avión de Cubana de Aviación y la invasión a Playa Girón.