La pandemia del COVID-19 relegó al segundo plano otras cuestiones importantes de la agenda internacional. Sin embargo, por lejano que parezca hoy el emocionante discurso que Greta Thunberg hizo en la ONU en septiembre de 2019, el problema del cambio climático persiste y se agrava, así como la amenaza de que un día no reconozcamos nuestro planeta.
Conscientes de eso, los parlamentarios europeos aprobaron este 6 de octubre un nuevo plan que prevé una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de un 60% para 2030 respecto al nivel de 1990. Propuesta audaz, que, sin embargo, no quedó exenta de críticas.
Reducir las emisiones… ¿Pero cuanto?
Actualmente la UE en su conjunto produce el 9,2% de las emisiones globales de dióxido de carbono y ocupa el tercer lugar por este motivo, tras China y EEUU. La meta oficial de la UE consiste en cortar sus emisiones en un 40% para finales de esta década. Sin embargo, según los cálculos de los científicos, este objetivo no bastará para llegar en 2050 a la neutralidad climática, o sea, a una situación en la cual las emisiones sean reducidas al mínimo y las que queden resulten compensadas por la naturaleza (por ejemplo, por la acción de los bosques).
Este 6 de octubre el Parlamento se pronunció a favor del objetivo del 60%. Según destacó la eurodeputada sueca Jytte Guteland, responsable del informe sobre las emisiones, "el Parlamento Europeo piensa que los primeros diez años son cruciales para que se respete el Acuerdo de París y la UE alcance su propio objetivo de lograr la neutralidad climática [en 2050]".
Algunos paises las reducen, otros no
Según el Inventario de Gases de Efecto Invernadero de la Unión Europea, publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente el pasado mayo, entre 1990 y 2018 los 27 Estados miembros de la UE y el Reino Unido redujeron las emisiones de CO2 en un cuarto, mientras su PIB conjunto aumentó casi un 60%.
Sin embargo, no todos los países de la UE fueron igual de virtuosos. Por ejemplo, Austria permaneció casi estancada, mientras Irlanda aumentó las emisiones de CO2 en un 10%, Portugal y España en un 15% y Chipre en un preocupante 55%.
Este año el coronavirus y el confinamiento, al que recurrieron casi todos los Estados de la UE para frenar su propagación, tuvieron como efecto una ulterior disminución de las emisiones, pero, a medida que las economías europeas se recuperen del impacto de la pandemia, también aumentará la producción de los gases de efecto invernadero.
Bruselas entre la derecha y los medioambientalistas
Al parecer, no todos acogieron con entusiasmo la decisión del Parlamento Europeo.
A su vez, los activistas medioambientalistas califican la propuesta del 60% de insuficiente y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), exige que las emisiones se reduzcan en un 65%.
La decisión del Parlamento Europeo no tiene fuerza de ley, pero crea una cierta presión sobre Bruselas. La reducción de las emisiones se discutirá en el Consejo de la Unión Europea, que deberá encontrar un equilibrio entre la necesidad de fomentar la recuperación de la economía europea, mermada por la pandemia del COVID-19, y el imperativo de ralentizar los cambios climáticos.