Es medianoche en la pequeña localidad navarra de Lizoáin. La mayoría de sus habitantes están en casa, algunos ya metidos en la cama. Dos minutos después de que el reloj marcará las 00:00, el suelo comenzó a temblar. Una sacudida de 4,6 grados de magnitud en la escala Ritcher. Navarra acababa de vivir un terremoto. El sueño se rompía en la primera madrugada de octubre.
El terremoto enmudeció Navarra. Este se notó con fuerza con las poblaciones de la Cuenca de Pamplona, incluida la capital. Además, se percibiría en otras localidades de la comunidad autónoma como Tudela, Estella-Lizarra, Lesaka o Isaba, todas a bastantes kilómetros del epicentro. Incluso, se sentiría fuera de las fronteras navarras en ciudades como Logroño, Zaragoza, San Sebastián, Huesca o Barcelona.
Mas allá de este hecho, los temblores se pueden resumir en un gran susto. Varios vecinos han relatado por Twitter que el seísmo ha tumbado estanterías o ha movido mobiliario en sus hogares, lo que les ha generado intranquilidad. Nerviosismo y miedo traducidos en las centenares de llamadas recibidas por la Policía Municipal de Pamplona. Es más, el cuerpo de seguridad confirma que algunas personas decidieron no quedarse en su casa y pasaron la noche en la calle.
Otros afectados por el terremoto se lo tomaron con más humor y acudieron a las redes sociales, en las que los tuits sobre los sismos fueron tendencia.
Un terremoto que vino precedido por un movimiento sísmico de 1,5 grados de magnitud a las 23:46 con epicentro en el Valle del Egüés y otro a las 20:44 con epicentro en Zabalza. Temblores que se añaden a la lista de 44 seísmos acaecidos en la zona durante esta semana, 173 si contamos todos septiembre. No obstante, el de Lizoáin es el más fuerte de los últimos seis meses.