"Cuando los terroristas fueron expulsados volvimos, nuestra casa sufrió fuertes daños. Si bien las paredes están en pie, los terroristas se llevaron todo, los muebles, utensilios e incluso los cables eléctricos. Era muy triste", dijo a los periodistas Jamal Mahmud, vecino de Palmira que escapó a Homs cuando llegaron los yihadistas de ISIS, grupo terrorista autodenominado Estado Islámico, proscrito en Rusia.
Antes de la guerra, Mahmud trabajaba en un banco y con la llegada de los terroristas tuvo que dejarlo todo y huir a otra provincia. Dice que reconstruirá su vivienda.
"El gobernador de Palmira nos ha pedido que reconstruyamos 150 casas para que la gente retorne (...) Terminaremos el trabajo en dos meses", asegura Zivar Ruslan, director de una de esas empresas.
Las autoridades también restablecen hospitales y escuelas. El año escolar empezó en Palmira al mismo tiempo que en otras regiones de Siria.
"En la escuela primaria hay 250 niños, mientras que en la secundaria son 50. A medida que los habitantes vuelvan, aumentará la cantidad de estudiantes", indica Satar al Qayen, responsable de una de las escuelas locales.
El Centro ruso para la Reconciliación y el Retorno de los Refugiados comunicó que desde julio de 2018 se reconstruyeron más de 970 escuelas y más de 240 hospitales en Siria. Se repararon también cerca de 1.500 kilómetros de carreteras, 199 instalaciones del sistema de agua potable, 320 panaderías, 790 subestaciones eléctricas y más de 14.000 empresas industriales.
Los terroristas de ISIS destruyeron varios monumentos antiguos, entre ellos el Templo de Bel y de Bal Shamín, el Arco del Triunfo, el Tetrapilón de Palmira y otros.