El mandatario de Montenegro se mantiene como hombre fuerte de su país jugando con los puestos de primer ministro y de presidente desde 1991. Su capacidad de adaptación a la dirección del viento político es sobresaliente. Joven militante de La Liga de los comunistas Yugoslavos, fue el fiel representante en Montenegro de la política de Slobodan Milosevic, al que respaldó en la llamada "revolución burocrática" de 1989. Apoyó los bombardeos sobre la ciudad croata de Dubrovnik y las operaciones militares en Bosnia-Herzegovina contra la minoría musulmana.
De la mafia a la OTAN
A partir de ese momento, como 'hombre fuerte' de Montenegro, desarrolló su poder político en paralelo a su enriquecimiento personal, que pasaba, entre otras acciones, por convertir a su territorio en el centro de distribución de las mafias que controlaban el tráfico de cigarrillos en Europa.
El llamado 'Mónaco de los Balcanes' era en realidad la hacienda de la familia Djukanovic, protegida por los servicios de seguridad y la Policía, con la judicatura a sus pies y con los medios de prensa convertidos en aparatos de propaganda, en especial, la televisión pública.
Denunciado por excolaboradores, ya exiliados, y acosado por magistrados italianos debido a sus lazos con las organizaciones criminales del país vecino, la OTAN acudió a su rescate en 2017. La posición estratégica del país, en una de las zonas más sensibles de Europa, ofrecía a la Alianza Atlántica una mirador excepcional; la OTAN operaba así su control sobre el Mediterráneo, desde Gibraltar hasta las costas de Turquía y Siria.
La entrada de Montenegro —un país eslavo y mayoritariamente cristiano ortodoxo— en la OTAN, provocó grandes manifestaciones internas y una enérgica protesta de Rusia, que lo interpretó como una provocación. Para el Secretario General de la alianza militar, Jens Stoltenberg era, sin embargo, una garantía para la estabilidad en los Balcanes.
La ceguera voluntaria de Bruselas
Su admisión en el selecto club militar aceleraba las pretensiones de Djukanovic de integrarse en la Unión Europea, cuya candidatura de adhesión fue aceptada por Bruselas en 2010 y prevista, teóricamente, para 2025. 'Los 28' tenían entonces toda la información sobre las acusaciones de corrupción, blanqueo de dinero y asociación con bandas mafiosas del aspirante. Por supuesto, la documentación en sus manos ofrecía un claro panorama de lo que los dirigentes comunitarios censurarían o reprocharían a otros políticos en cuestión de derechos humanos o libertades. Pero no había problema, Djukanovic era un factor de estabilidad en la Europa suroriental.
El DPS fue el partido más votado y obtuvo 39 diputados de una cámara de 81. La oposición reunida alcanzó un 50,7% de votos que le conceden 41 escaños. La primera fuerza de los opositores es Por el futuro de Montenegro, una coalición surgida como oposición a la ley religiosa que Djukanovic impuso y que pretende nacionalizar todos los bienes de la Iglesia ortodoxa de Serbia, de la que históricamente siempre ha dependido la montenegrina.
El fracaso final de la carta nacionalista
El sentimiento antiserbio de Djukanovic se topó así con la iglesia. Jugar la baza nacionalista y la división artificial de la identidad nacional le explotó en el rostro al que algunos han llamado 'el Trujillo de Montenegro'. Otras fuerzas de oposición, como las representantes de las minorías croatas, albanesas y bosniomusulmanas también abandonaron al partido de Djukanovic y colaboran en la formación de un gobierno técnico, por encima de ideologías, religiones e identidades.