La ofensiva lanzada durante la noche al sur de Damasco se ha cobrado la vida de 10 combatientes. Tres de ellos eran soldados del Ejército sirio, según ha informado el Observatorio Sirio para los Derecho Humanos, y siete, miembros de milicias aliadas de Irán e Hizbulá, el grupo chií libanés apoyado igualmente por Irán.
El ataque iba dirigido a instalaciones militares cercanas a la zona en que se encuentra el aeropuerto de Damasco y a las inmediaciones de la ciudad de Daraa. Esa información no ha sido confirmada por los medios de comunicación sirios, pero sí han citado a un funcionario del Ministerio de Defensa anónimo que inicialmente declaró que dos soldados murieron y siete resultaron heridos tras el ataque.
No obstante, eso no fue suficiente para evitar pérdidas humanas, a las que se sumaron un hombre y su mujer de una aldea del sureste de Damasco, víctimas mortales del impacto.
Israel no niega los hechos de los que ha sido acusado y explica el ataque en el marco de la consecución de sus objetivos estratégicos:
"Las Fuerzas de Defensa de Israel tienen un interés y objetivos estratégicos en el frente norte, y estamos haciendo todo lo necesario para lograrlos. Es cierto y bien establecido que el ejército israelí trabaja día y noche para asegurar que nuestros objetivos estratégicos en el frente norte se logren adecuadamente", declaró el portavoz de las FDI, el general de brigada Hidai Zilberman, citado por prensa israelí.
Son habituales las tensiones y los enfrentamientos directos entre Israel y grupos apoyados por Irán, como Hizbulá, quien está tratando de construir infraestructuras para producir misiles dirigidos de precisión ante la atenta mirada de su vecino del sur.