"La verdad es que ha sido muy trágico para todos. Yo estaba en shock porque justo ese día íbamos saliendo al hospital, solamente estábamos esperando que la doctora nos confirmara que podíamos ir, que nos iba a atender para salir. Justo mientras estábamos esperando se escuchó el impacto en mi casa. Yo vivo a 10 kilómetros del puerto de Beirut y la verdad que fue súper fuerte. La explosión hizo que el edificio temblara", relata Alarcón.
"Gracias a Dios no llegamos a salir y no recibimos respuesta de la doctora porque si hubiéramos ido no sabemos qué podría haber pasado. Mi hija sufre de síndrome nefrótico, ese ha sido el diagnóstico hasta el momento. Eso hace que ella se hinche porque retiene líquidos, no hace pipí y bota mucha proteína. Ella ha estado llevando un tratamiento en el Hospital Karantine, que está frente al puerto de Beirut y que quedó totalmente destrozado. Vi por las noticias que las camillas están llenas de sangre, el techo se cayó. Es horrible", cuenta Alarcón.
En medio de la conmoción que vive el pueblo libanés, Albania y su novio han tenido que sortear todo tipo de obstáculo para garantizar la atención médica de su hija Jade.
"La bebé necesita tres o cuatro veces a la semana ir al hospital para que le coloquen el tratamiento y no se hinche. Tuvimos que buscar otro hospital para poder seguir con el tratamiento de ella porque no pude llegar hasta el Hospital Karantine. Yo vivo en una zona como a diez minutos de donde ocurrió la explosión y no pude llegar hasta allá porque hay muchas personas heridas, está todo colapsado y tuvimos que irnos hacia otro lado de la ciudad a buscar otro hospital para que ella siguiera con el tratamiento", explica Alarcón.
Una vez consiguieron sortear toda esa devastación, Albania y su esposo tuvieron que hacerle frente a una nueva realidad.
"En donde nos atendieron nos están cobrando más del doble para atenderla y con menos dosis de tratamiento. Nosotros logramos conseguir a una persona que nos prestara el dinero para que la pudieran atender porque la bebé no puede parar el tratamiento. De hecho, hicimos una campaña para poder hacerle el tratamiento" explica Albania Alarcón.
Albania, como el resto del pueblo libanés, enfrenta el enorme desafío de tener que garantizarle atención médica a su hija en medio de una devastación que ha dejado más de 130 muertos, unos 5.000 heridos y 300.000 personas sin hogar.
"Es una tragedia. Todo está devastado, no hay nada, todo destruido, los carros destruidos, el puerto destruido, los edificios destruidos. No hay nada. Todo está colapsado. Es como una pesadilla todo lo que está pasando", comenta angustiada esta joven que quedó atrapada en medio de una gran tragedia a miles de kilómetros de su tierra.