La empresa farmacéutica estadounidense Pfizer y la alemana BioNTech firmaron un acuerdo de 2.000 millones de dólares para abastecer a EEUU de su vacuna experimental. La cifra tiene en cuenta los "requisitos de salud pública" que fueron planteados durante la pandemia, señaló la portavoz de Pfizer, Sally Beatty.
EEUU puede fijar el precio máximo
El valor de este compuesto puede influir en el de otras vacunas desarrolladas por las compañías involucradas en la carrera. Es poco probable que el resto de fabricantes fije el precio de sus medicamentos en más de 20 dólares a menos que puedan ofrecer un fármaco más eficaz que tenga menos efectos secundarios o que no deba ser administrado en varias dosis.
La terapia prevista por Pfizer y BioNTech implica que un paciente debería respetar el régimen de dos dosis, que en conjunto le costarán unos 40 dólares. Es "casi un 30% menos de lo que se cobra por una vacuna contra la gripe estacional", agregó Beatty.
"Este precio representa el promedio del valor que los inversores creen que sería justo para la vacuna. Definitivamente dará ganancias e incentivará a las compañías a continuar innovando más", aseveró.
¿Cuánto costaría una versión rusa?
EEUU no es el único país con empresas que están tratando de desarrollar una medicina contra el COVID-19. A mediados de abril de 2020, la Organización Mundial de Salud compiló una lista de 70 vacunas potenciales contra esa enfermedad, nueve de las cuales eran rusas. La empresa biotecnológica Biocad participa como el diseñador o el socio industrial en el desarrollo de tres sustancias candidatas de Rusia.
Según el experto, el precio se determinará en función del volumen de producción y de la demanda que se forme en el mercado en el momento en que la droga sea certificada. Esta vacuna, según señala, debería aparecer muy rápido y "lo que se hace rápido, tiene un costo bastante alto" porque al fabricante no le da mucho tiempo para organizar su producción en serie y se ve obligado a ponerla a la venta en cantidades pequeñas.
Los países europeos preparan una alternativa más barata
Francia, Alemania, Italia y los Países Bajos también unieron sus esfuerzos para formar la llamada Alianza para Vacuna Inclusiva y tener una posición negociadora más fuerte en la carrera por desarrollar una medicina eficaz contra el coronavirus.
En junio de 2020, estos países llegaron a un acuerdo con la empresa británico-sueca AstraZeneca para suministrar una vacuna. Si su desarrollo tiene éxito, esta farmacéutica podrá suministrar a Europa entre 300 y 400 millones de dosis por etapas a partir de finales de este año, escribió en una carta al Parlamento el ministro de Salud, Bienestar y Deporte neerlandés, Hugo de Jonge.
Un mes más tarde, la vacuna experimental de AstraZeneca fue reconocida como segura y produjo una respuesta inmune en la primera etapa de ensayos clínicos realizada en voluntarios sanos, informó la agencia Reuters.
Esta inyección, bautizada como AZD 1222, utiliza una versión debilitada del virus que causa el resfriado y participa en la codificación para producir las proteínas que protegen el organismo contra el coronavirus y contribuyen al desarrollo de la inmunidad. Se espera que una dosis de esta cueste unos 2,5 euros o 2,8 dólares.
China todavía no revela el precio
Desde marzo, la empresa china CanSino Biologics ha estado desarrollando su propia medicina en cooperación con la Academia de Ciencias Médicas Militares, una entidad de investigación médica dirigida por el Ejército de China. Ahora, se sabe que los soldados chinos serán los primeros en probar la principal candidata del país asiático a la vacuna contra el COVID-19, comunicaron desde la empresa.
No obstante, el presidente de la empresa china, Xuefeng Yu, advirtió que CanSino Biologics no puede garantizar que la comercializará finalmente con éxito tras sus ensayos en los militares. El posible precio venta todavía se desconoce.