El nuevo gabinete del presidente francés, dirigido por el también exsarkozista nuevo primer ministro, Jean Castex, será el que prepare el terreno para la reelección de Macron. Y sin duda, presenta sorpresas de cara al ciudadano francés. El Ministerio de Justicia será dirigido por uno de los abogados más mediáticos del país, Eric Dupond-Moretti, que hace pocos días ha presentado una querella nada menos que contra la Fiscalía Nacional Financiera.
El nuevo ministro de Justicia toma el relevo de Nicole Belloubet en un momento en que la Justicia francesa está en entredicho por su supuesta parcialidad política en casos como los ya mencionados contra Sarkozy, más recientemente, como el que llevó a dejar la carrera presidencial al también conservador François Fillon. Además, existe un clamor popular contra la supuesta tolerancia penal hacia la delincuencia creciente y hacia los condenados por su pertenencia a organizaciones islamistas armadas.
Nuevo ministro de Interior
Otro ministro que pierde su puesto es el de Interior, Christophe Castaner, denostado por las fuerzas de seguridad por sus declaraciones ambiguas sobre el racismo dentro de los cuerpos policiales, atrapado en la ola George Floyd.
Antes de provocar varias acciones de protesta de policías y gendarmes, Castaner era ya objeto de la ira de los chalecos amarillos y de la izquierda. Pero Macron no ha elegido para sustituirle a un blando. El nuevo titular será Gerald Darmanin, hasta hace pocas horas Ministro de Acción y Cuentas Públicas.
Darmanin, nieto de inmigrantes judíos y musulmanes, es un sarkozista declarado, recuperado por Macron en 2017 en su empeño de contar con personalidades de izquierda y derecha. Fue director de campaña de Nicolas Sarkozy en 2016 y sigue manteniendo contactos y excelentes relaciones con el expresidente. Era y seguirá siendo uno de los ministro de derechas de Macron, como el titular de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, que conserva su puesto.
La tonalidad sarkozista del nuevo Gobierno francés se cierra con la nueva responsable de Cultura. Roselyne Bachelot ha sido ministra dos veces con Sarkozy y una más con el también conservador Jacques Chirac. Tanto Bachelot como Darmanin son considerados como pertenecientes a la derecha moderada. Bachelot ha ejercido como tertuliana de televisión desde que se retiró de la política en 2016.
Barniz verde y Black Lives Matter
Pegado a la actualidad, Macron ha nombrado ministra de la Transición energética a Barbara Pompili, una execologista reciclada en macronista, alejada del fundamentalismo verde que ha arrasado en algunas ciudades francesas tras las elecciones municipales del 28 de junio.
No hay cambios en los Ministerios de Defensa y Exteriores. No será la acción fuera de las fronteras del país lo que conceda o quite más posibilidades a Macron para ser reelegido en 2022. Florence Parly, como jefa de los ejércitos y Jean-Yves le Drian, al cargo de la diplomacia, son los dos exponentes de la izquierda moderada que el presidente ha querido conservar, más por su labor actual que por sus orígenes ideológicos. En todo caso, no le plantearán ningún problema de conciencia social, como no se lo han planteado hasta ahora.
Tras su debacle en las elecciones europeas y en las recientes municipales, Emmanuel Macron parece haber comprendido que no podrá ya contar con muchos votos de izquierda en su empeño por permanecer en el poder. La resurrección de una nueva izquierda plural, con los ecologistas como líderes y los socialistas y otros grupos de izquierda como acompañantes, abre para esa parte del electorado la esperanza de encontrar un candidato a las presidenciales de 2022.
Macron 2022, contra Le Pen... Y la izquierda
Pero para que la izquierda pueda presentar batalla a Macron y a Marine Le Pen, debe primero llegar a un acuerdo muy complicado sobre su candidato y, más difícil todavía, intentar atraer hacia esa candidatura a La Francia Insumisa de Jean-Luc Melenchon, por el momento la principal fuerza política de esa tendencia en la Asamblea Nacional.
El otoño social que se presenta será apocalíptico, según algunos comentaristas. Nadie a la izquierda del escenario político francés va a refrendar los planes que todavía no ha anunciado claramente Macron pero que, se sabe ya, no contarán con la anuencia ni de los sindicatos, ni de la izquierda ni de los chalecos amarillos.