La declaración de independencia de EEUU, el 4 de julio de 1776 en Filadelfia, no solo fue crucial para los 13 estados que en ese momento conformaron el nuevo país libre del Imperio Británico. También fue una inspiración clave para los movimientos independentistas que ya asomaban en América Latina con la ilusión de liberarse de la dominación española.
La Constitución que surgió de la independencia estadounidense fue revolucionaria para la época, ya que consagraba una república presidencialista dividida en los tres poderes que conforman un Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
La importancia de las ideas libertadoras en los países del sur puede encarnarse en el caraqueño Francisco de Miranda, figura clave del proceso independentista venezolano que comenzó en 1810 y que produjo la primera Constitución venezolana aprobada en 1811. Miranda había participado como combatiente tanto en la Revolución Francesa como en la Guerra de Independencia de EEUU, regresando a Caracas con las ideas republicanas en alto.
Precisamente, aquella primera constitución de Venezuela consagraba un sistema federal que unía a los diferentes estados venezolanos, tomando como base . Sin embargo, aquel modelo era mal visto por otros revolucionarios criollos como Simón Bolívar, cuya influencia en el proceso independentista crecía. Bolívar consideraba que los países sudamericanos no podían intentar "copiar" la carta magna estadounidense, ya que el federalismo no se adaptaba a la realidad de las colonias españolas.
El federalismo estadounidense también pesó en el debate de la creación de una primera Constitución argentina, aunque los enfrentamientos internos entre federales y unitarios provocarían que Argentina no fuera estrictamente federal hasta la reforma constitucional de 1860, que recogió el acuerdo entre Buenos Aires y el resto de las provincias.
Sin embargo, la influencia estadounidense en la independencia latinoamericana se limitó solo a las ideas. El historiador alemán Norbert Rehrmann, estudioso, entre otros temas, de la vida de Simón Bolívar, consignó en una entrevista con la Deutsche Welle que tanto Miranda como Bolívar llegaron a solicitar ayuda militar a EEUU para combatir a la monarquía española. La respuesta norteamericana no fue la que esperada.
"Existe un largo intercambio epistolar de Bolívar con el Encargado de Estados Unidos para América del Sur, Baptist Irvine, en el que Bolívar se queja amargamente de que Estados Unidos no sólo no ayudaba, sino que había puesto incluso algunos barcos y armas a disposición de los realistas. Es decir, el apoyo militar que los criollos habían esperado poder obtener de Estados Unidos no se produjo", consignó el historiador.
En las décadas siguientes a su independencia, crecería entre los estadounidenses el concepto del "Destino Manifiesto", según el cual estarían destinados a dominar desde el Océano Atlántico hasta el Pacífico. Esa idea fue la que justificó el avance sobre territorio mexicano en 1846.
A pesar de haber sido influenciado por la independencia estadounidense, libertadores sudamericanos como Bolívar mantuvieron su desconfianza en el poderío que adquiría la nueva nación que crecía en el norte. De hecho, Bolívar defendía la idea de excluir a EEUU de la alianza de países latinoamericanos que surgiría del Congreso de Panamá de 1826.
En diálogo con Sputnik en 2019, el historiador Enrique Ayala Mora apuntó que el propio Bolívar llegó a decir que la cercanía con EEUU era una "maldición" para el crecimiento y la unidad de los países latinoamericanos.