En esta sentida misiva, los sanitarios agradecen la humanidad de sus pacientes y expresan lo que significó para ellos estar en la primera línea de combate contra un virus del que poco se conocía y que acabó con la vida de más de 28.000 personas en España.
"Hoy los que formamos esta casa os hablamos desde el corazón, desde el mismo corazón que estos días hemos utilizado como un impulso de trabajo, como un arma de construcción masiva porque hemos entendido que quien elige el corazón no se equivoca nunca", expresan al inicio la carta.
En ella también precisan que el mensaje va dirigido a todos sus pacientes, unas personas a quienes consideran su familia porque durante los días más difíciles se convirtieron en sus "parejas, padres, hermanos, abuelos, hijos, compañeros y amigos".
"La familia no es una opción ni un contrato, no es nada menos que entrega" y explican que aprendieron el nombre de cada paciente "para que supierais que estábamos con vosotros, para que sintierais que estabais con nosotros como una necesidad mutua de reconocimiento, y porque dicen que nadie sabe su verdadero nombre hasta que no es llamado por una voz ajena".
Los sanitarios recuerdan que durante esos días hablaron con sus pacientes, rieron y lloraron "hemos apretado los dientes de rabia y para coger impulso. Tuvimos que aprender a leer en vuestros ojos miradas calladas y esperamos que hallarais en las nuestras miradas de comprensión, consuelo, esperanza, gratitud y fuerza".
Explican que han trabajado con tesón "peleando por daros calidad y ofreciendo siempre calidez. Sin ser conscientes llegamos a compasar nuestras respiraciones, porque vuestros suspiros eran nuestro aliento, porque cada día era necesariamente uno más y no uno menos".
"Os confesamos que guardamos con amargura ese adiós o esa cama vacía. Convivir con lo inevitable no doblega la pena, solo obliga a sobreponerse".
También reconocen que tuvieron "1.000 errores, 2.000 aciertos, 3.000 maneras de ayudar, 4.000 desalientos, 5.000 esperanzas, pero una sola razón: todos y cada uno de nosotros".
"Supimos siempre que la vida es un don que nos ha sido dado y solo se merece dándola, por eso decidimos abrazar a este cruel enemigo común con nuestras vidas para salvar las vuestras".
Los sanitarios finalizan su carta con un mensaje: "Cada salida es un triunfo, cada despedida es un aplauso y cada vida una victoria. Porque ya nunca estaremos solos y porque hoy, por fin juntos, hemos formado un nosotros".