Más allá del libro de Bolton: el peligroso y tóxico legado de un belicista declarado

MOSCÚ (Sputnik) — El libro del destituido asesor de seguridad estadounidense John Bolton sobre sus memorias en la Casa Blanca captó la atención mediática, eclipsando el verdadero legado de este oscuro personaje que marcó de manera tóxica y peligrosa la política exterior de seguridad de EEUU.
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El nombramiento de John Bolton, férreo defensor del intervencionismo y el unilateralismo estadounidense, como asesor de seguridad fue una de las primeras muestras de las contradicciones bipolares de un presidente (Donald Trump) que hizo del antiintervencionismo uno de sus pilares de campaña.

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Bolton es para la política norteamericana lo que Vladímir Zhirinovski para la política rusa, un nacionalista y belicista que realiza declaraciones incendiarias que llevan al ciudadano medio y sensato a suspirar de alivio porque un personaje así no lleve las riendas de un país con potencial nuclear.

Es algo así como el general Jack D. Ripper de la aclamada película de Stanley Kubrick Teléfono Rojo: volamos hacia Moscú, responsable en el guion cinematográfico de un holocausto nuclear que desde el principio de la película se veía venir.

El artífice del 'Eje del mal'

Sí, efectivamente, Bolton fue el personaje que pidió a gritos en los medios un ataque preventivo contra Corea del Norte e Irán, el mismo que apoyó invadir Irak, bajo la excusa de que este país poseía armas químicas, que una vez invadida Irak sugirió ampliar la invasión a Irán, que ha sido el arquitecto de los diversos intentos fallidos para desbancar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.

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También fue él el responsable de que las negociaciones con Corea del Norte para su desnuclearización no hayan llegado a buen puerto y no tenga visos de que vaya a solucionarse. A este respecto no hay que olvidar que ya siendo asesor de George W. Bush, Bolton consiguió que EEUU rompiera en 2002 el Acuerdo Marco alcanzado con Corea del Norte sobre el tema nuclear en 1994 y colocara a este país junto con Irán e Irak en lo que bautizó como el 'Eje del Mal'.

En 2002 nuestro protagonista hizo juegos malabares para que Bush se retirará del Tratado sobre Misiles Antibalísticos (ABM), primera salida de la saga de ruptura de acuerdos de desarme que llega hasta hoy. 

​Incluso después de haber sido destituido, las ideas de Bolton siguen llevándose a la práctica, como el asesinato del general iraní Qasem Soleimani, el pasado 3 de enero, que tuvo como consecuencia indirecta el derribo accidental de un avión de pasajeros en el cielo de Teherán y que supuso la muerte de 176 personas. El asesinato de Soleimani fue recomendado por Bolton como una respuesta dura al derribo por parte de Irán de un dron estadounidense en junio del año pasado.

Sin tratados como legado

Por desgracia, los chismes políticos relatados en sus famosas memorias de la Casa Blanca eclipsaron el peligroso legado que ha dejado, como el abandono del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), acuerdo que evitaba que Irán pudiera tener la posibilidad de fabricar armas nucleares; el desmantelamiento de los acuerdos de desarme que han marcado la estabilidad estratégica internacional posguerra fría, como el mencionado ABM, el Tratado de Eliminación de Misiles de Corto y Medio Alcance (Tratado INF), el Tratado de Cielos Abiertos, y el pronto nuevo difunto, el Tratado START. 

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Las probabilidades de que el vacío dejado por estos acuerdos de desarme se conviertan en una carrera armamentística que vaya más allá de lo presenciado en la Guerra Fría son altísimas, sobre todo si tenemos en cuenta que es imposible que China se adhiera a ninguno de estos acuerdos, tal y como pretende la estrategia estadounidense iniciada por Bolton. 

Si se diera este escenario armamentístico en un contexto poscovid-19, en el que el gasto público se ha disparado, las consecuencias serían de lo más catastróficas, y ya nadie se acordará ni de su dichoso libro ni de su maldito legado.


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK

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