Trump dijo además que el trabajo de los soldados estadounidenses "no era reconstruir naciones extranjeras". Aseveró que con esta decisión Estados Unidos estaba terminando la era de "guerras interminables" y que en su lugar se establecerá "un enfoque renovado y claro para defender los intereses vitales de Estados Unidos" porque no era responsabilidad del Ejército de su país "resolver conflictos antiguos en tierras lejanas de las que mucha gente nunca ha oído hablar". Y recalcó: "No somos los policías del mundo".
Los números desmienten a Trump. Si se analiza el gasto militar de los últimos años. Según un artículo publicado por James Petras en marzo de 2017, en Humanidad en red, Bill Clinton incrementó el presupuesto bélico de 302.000 millones de dólares en 2000 a 313.000 millones en 2001. Bajo el presidente Bush hijo, el gasto militar se disparó de 357.000 millones de dólares en 2002 a 465.000 en 2004 y a 621.000 millones en 2008. Durante el mandato del presidente Obama el gasto militar siguió creciendo de 669.000 millones en 2009 a 711.000 en 2011 para luego "descender" a 596.000 en 2017 aunque esto es relativo si se le agrega el aumento de 25.000 millones para el programa de armas nucleares del Departamento de Energía y otros gastos de monto desconocido destinados a las 'operaciones de contingencia en el exterior' que son las guerras de Estados Unidos en Afganistán, Irak, Siria, Yemen, Libia y muchos otros países lo que llevó a que el gasto militar del Premio Nobel de la Paz se elevara en sus ocho años de presidencia en más de 816.000 millones respecto del de George Bush hijo.
Vale decir que China, que ocupa el segundo lugar en la lista, también incrementó en un 6,6% sus gastos militares durante el año pasado, cifra similar a la de Estados Unidos. Sin embargo, el presupuesto militar total de Beijing es de 181.000 millones de dólares, casi cuatro veces menor que el de Washington.
Al respecto Lucie Béraud-Sudreau, investigadora del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) para Defensa Económica y Adquisiciones con sede en Londres, Inglaterra ha señalado en una publicación de blog relacionada al reciente informe de SIPRI que el aumento del presupuesto militar de EEUU en 2019 fue el mayor en los últimos 10 años, y que este "gasto ha subido año tras año desde que el presidente Donald Trump asumió el cargo"
Según Petras, el aumento del gasto militar propuesto por Trump da continuidad a la trayectoria de Obama en esta materia, destacando que el mayor incremento fue el destinado a aviones de combate indetectables por radar, submarinos nucleares y portaviones, claramente destinados a enfrentamientos con Rusia, China e Irán. Las tres cuartas partes del presupuesto fueron destinadas a la Armada y la Fuerza Aérea. Bajo la presidencia de Obama, la escalada de armamento no tuvo como objetivo el combate contra "grupos terroristas" que amenazan la seguridad de Estados Unidos como habitualmente señala la gran prensa desinformadora, sino contra China y Rusia.
En estos términos es que finalmente todo se circunscribe al plano económico. Trump aspira a que el mundo le pague por lo que él considera la responsabilidad estadounidense de salvaguardar la seguridad del planeta. ¿De quién? De cualquiera: narcotraficantes, Irán, Huawei, migrantes, Venezuela, comunistas, Rusia, negros, China y un largo etcétera que incluye a la OMS, la Unesco, el cambio climático, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y toda la estructura multilateral que el mundo se ha dado para salvaguardar y mantener la paz en el globo.
Al anunciar la reducción del contingente militar estadounidense en el país germano, Trump denunció que: "Alemania, como saben, es morosa en sus pagos a la OTAN", toda vez que según él Berlín debe "miles de millones" de dólares a la alianza.
En la lógica de Trump, no es aceptable que Alemania le pague a Rusia esos miles de millones de dólares por energía, mientras que Estados Unidos la debe proteger de la misma Rusia. Según el presidente de Estados Unidos "eso no funciona" lanzando al aire la pregunta de "¿por qué deberíamos hacer lo que estamos haciendo si no pagan?".
Dicho en otras palabras, Alemania sí está pagando al aceptar que Estados Unidos estacione tropas en su territorio para que desde ahí, tengan facilidades para intervenir militarmente, atacar otros países y hacer operaciones que "proyecten el poder de Estados Unidos hacia otros territorios", refiriéndose de manera subrepticia pero perfectamente comprensible a Rusia. Además, la embajadora de forma sutil le pregunta a Trump si le parece poco el pago que hace Alemania al darle vía libre a Estados Unidos para que desde Europa pueda invadir los países de África y Asia.
A no ser que Trump se refiriera a aquellas ocasiones muy comunes en la historia de Estados Unidos cuando sacrificaron la vida de sus soldados para tener una justificación que les permitiera desatar la guerra en algunos casos, o, en otros, cuando concibieron y divulgaron información falsa a fin de convencer a su estupidizada opinión pública de la 'necesidad' de involucrarse en esos "conflictos antiguos en tierras lejanas de las que mucha gente nunca ha oído hablar" según palabras del propio Trump.
En este ámbito, se puede recordar la explosión del acorazado Maine en febrero de 1898 en la bahía de La Habana y el ataque japonés a Pearl Harbor en Hawái en diciembre de 1941. En otro escenario, es viable referenciar la serie de acontecimientos provocados en el golfo de Tonkín (ubicado en la costa de Vietnam) en agosto de 1964 que 'justificaron' la intervención militar de Estados Unidos. De igual manera la invasión a Granada en octubre de 1983. Todas, a partir de autoataques, información falsificada o el sacrifico conciente de sus soldados en La Habana y Pearl Harbor.
Todo indica que en la doctrina Trump dada a conocer en West Point, ganar significa hacer lo mismo sin arriesgar a sus soldados, en esa medida prevalecerán los asesinatos selectivos como en el caso del general Soleimani en Irak; los bloqueos de países como Cuba y Venezuela; las sanciones de todo tipo como las que se aplican a los dos países anteriores, además de Irán, Siria, Rusia, China, la República Popular Democrática de Corea y una treintena más de naciones de todo el mundo; los ataques con drones que evitan bajas propias, como es ya habitual en el Asia occidental y la subordinación mediante presiones y humillaciones a sus aliados de Europa, Canadá, Australia, Japón, India y Arabia Saudí. En esta ecuación, el único intocable es Israel, país en el que está dispuesto a soportar a cualquier costo al primer ministro corrupto Benjamín Netanyahu a cambio de que la entidad sionista sea el pilar sobre el que se sostiene la política de Estados Unidos en la vital región de Asia Occidental y el norte de África.