El lunes 15 el Ministerio de Salud registró 2.124 casos nuevos en Colombia, casi la mitad de ellos (1.045) en el departamento caribeño del Atlántico, donde no para de aumentar la cantidad de infectados.
Las autoridades advierten que sin disciplina social, los casos continuarán disparándose. Tal parece que la ciudad sede del famoso carnaval no puede mantenerse confinada. Pese a la compleja situación, aún se ven personas en las calles y en encuentros de todo tipo. En la capital del departamento y los municipios aledaños pululan los eventos prohibidos por la emergencia sanitaria, en barrios pobres, medios y ricos.
El primer fin de semana largo de junio se intervinieron 284 fiestas que se realizaban sin autorización, según información policial publicada por el periódico colombiano El Tiempo. Además, la Policía atendió 121 riñas en los pueblos y suspendió dos peleas de gallos.
Tanto en los barrios pobres de Barranquilla como Riomar (435 contagios), Simón Bolívar (130 positivos) y Suroriente (más de 1.400 casos) siguen apareciendo habitantes fuera de sus viviendas y otros jugando fútbol.
También en los barrios del norte de la ciudad, donde se asienta la clase media y media alta, se vieron actividades prohibidas. En Altos de Riomar (19 casos de COVID-19), y en la localidad Norte-Centro Histórico (826 contagios) se reportaron 'piscinazos', algunos con asado incluido.
Por eso, el alcalde Jaume Pumarejo anunció la declaratoria de alerta naranja en la ciudad, para evitar el colapso del sistema de salud público y privado y las UCI.