Para empezar, Sara Winter en realidad se llama Sara Giromini: el apellido inglés es un homenaje a Sarah Winter (1870-1944), una inglesa que se volvió espía nazi e integró la Unión Británica de Fascistas. Con apenas 27 años, la joven brasileña ha liderado uno de los grupos más radicales del bolsonarismo, los "300 de Brasil" (otro guiño histórico, en esta ocasión a los 300 espartanos de la batalla de las Termpópilas, un referente habitual en la extrema derecha europea).
Los "300 de Brasil" tomaron forma en un campamento situado en la explanada de los ministerios de Brasilia y que desde que fue instalado, a principios del pasado mes de mayo, viene provocando polémica.
"Hola, somos los 300 de Brasil, el mayor campamento contra la corrupción y la izquierda del mundo", decía Winter, sin ningún atisbo de modestia, en uno de sus numerosos videos en las redes sociales. En el mensaje convocaba a las "personas que tengan la valentía de donar a Brasil sangre, sudor y sueño" para formar parte del movimiento.
Lejos de sumar a cientos de patrióticos guerreros, la acampada no pasaba de unas pocas tiendas, pero ha provocado mucho ruido.
Antorchas y máscaras
Los integrantes de este grupo creen que Bolsonaro está siendo acorralado por el Congreso Nacional y el Tribunal Supremo Federal y no dudan en amedrentar a sus miembros. Hace unas semanas, no dudaron en emular la estética del Ku Klux Klan y se pertrecharon de antorchas y máscaras para protestar frente al edificio del Tribunal Supremo Federal.
Winter defiende que los jueces del Supremo "sean apartados por la ley o por las manos del pueblo" y apoya el "exterminio de la izquierda", pero al mismo tiempo dice no ser favorable a una intervención militar. Sus mensajes, no obstante, siempre tienen un tono muy beligerante: "Estamos preparados para dar la vida por la nación, y nuestras armas son la fe en Dios, la esperanza en este Gobierno y los métodos de acción no violenta", dijo en una entrevista reciente.
La Justicia la acusa de liderar una "milicia armada" y de ayudar a captar recursos para financiar las manifestaciones golpistas que vienen sucediéndose en los últimos domingos en Brasilia. En esas marchas, algunos simpatizantes del Gobierno pidieron una intervención de las Fuerzas Armadas para acabar con los jueces y cerrera el parlamento. Bolsonaro acudió en varias ocasiones para mostrar su apoyo "al pueblo".
En aquellos años, Winter mostraba su pecho al descubierto con la frase "Fora Bolsonaro", cuando el ahora presidente aún era un diputado conocido por sus salidas de tono machistas, racistas y homófobas.
Metamorfosis
Con el tiempo, Winter sufrió una metamorfosis que ahora le lleva a definirse como "exfeminista", lo que le ha dado el aval para dar conferencias sobre el tema y hasta para trabajar en el ministerio de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos de Bolsonaro. Duró en el cargo apenas unos meses.
Winter ya estaba siendo investigada por formar parte de la supuesta maquinaria de "fake news" que el Gobierno habría montado para desgastar a sus adversarios políticos. Sin embargo, fue detenida de forma preventiva en el marco de la investigación sobre las manifestaciones golpistas. En cualquier caso, su entrada en prisión suma un capítulo más en la tensa relación entre el Gobierno de Jair Bolsonaro y su entorno y la Justicia.