Si hay un sector de la economía española especialmente afectado por las limitaciones que impone la pandemia de COVID-19, es el de la hostelería. El contacto, la masificación y la cercanía entre personas siempre han caracterizado su realización.

Novedad eficaz
Pero en el bar Baviera de la ciudad de Pamplona, al norte de España, en la provincia de Navarra, la nueva normalidad es realmente novedosa. Situado en la plaza del Castillo, este local ha dispuesto que el encargado de atender a los clientes que se sientan en su terraza sea una camarera de 1,60 metros de altura y 80 kg de peso llamada Alexia que no puede contagiar el virus. Porque Alexia es un robot.
Reclamo para atraer más clientela
Alexia es una creación de la empresa de tecnología culinaria Cocuus, también navarra. En principio el robot formaba parte de un proyecto para atender labores de catering, pero las condiciones impuestas por la pandemia han obrado su salto a un bar.
Alexia se desliza siguiendo una banda magnética pegada al suelo que marca su recorrido. Distingue las mesas y sabe dónde detenerse gracias a una programación previa. Cuando llega a su destino, los clientes sólo tienen que recoger de su bandeja el pedido y apretar un botón para que regrese a su punto de partida. También puede responder a las preguntas que le formulen los clientes, pues está conectado a Internet. Por ejemplo, sobre el tiempo atmosférico. En principio, el androide no está pensado para ocupar un puesto laboral y sustituir a los humanos, sino como complemento.
De momento Alexia es una atracción que puede ayudar a recobrar el ritmo de la actividad del local. Santos Muñoz, su dueño, señala que la curiosidad de los niños está animando a que más personas tomen asiento en la terraza. En este punto, el reclamo de Alexia puede ayudar a la contratación de más personal para atender el bar. Cocuus Systems vende al robot por un precio que oscila entre los 4.000 y 8.000 euros, aunque también lo ofrecen en alquiler desde 250. Su director comercial, Patxi Larumbe, admite que Alexia está pensada "para sorprender", para utilizarla en empresas de catering o incluso en bodas y banquetes. Pero su primer destino ha sido colaborar a reflotar un negocio y respetando todas las normas de seguridad sanitaria.