"La Oficina del Director de Inteligencia Nacional desclasificó hoy las transcripciones relacionadas con el teniente general Michael Flynn", informó el jefe de la DNI, John Ratcliffe, en un comunicado.
En diciembre de 2017, Flynn se declaró culpable de dar falso testimonio al FBI sobre las conversaciones telefónicas que mantuvo con Kisliak respecto a las sanciones que Washington impuso a Moscú por una supuesta interferencia en las elecciones presidenciales de 2016.
En enero de 2020, el exasesor de Trump se desdijo de sus declaraciones anteriores de que había mentido al FBI.
Según los documentos, Flynn y Kisliak mantuvieron una serie de conversaciones en diciembre de 2016 y enero de 2017.
Así, el 22 de diciembre examinaron la estabilidad en Oriente Próximo, la que el exasesor de Trump calificó de "objetivo estratégico" de EEUU y Rusia.
"No lograremos la estabilidad en Oriente Próximo sin esfuerzos conjuntos contra una multitud radical de los islamistas, y punto", cita el documento a Flynn.
Kisliak coincidió con Flynn en que los extremistas son una "amenaza común" para los dos países.
Las sanciones afectaban, en particular, a dos de las principales agencias de inteligencia rusas, el GRU y al FSB, así como implicaban la expulsión de 35 diplomáticos rusos.
"Yo sé que ustedes tienen que actuar de algún modo, le pido a Rusia (...) hacerlo de manera recíproca. No vayan más allá de lo que tienen que hacer, porque no quiero que nosotros nos metamos en una escalada, en ajuste de cuentas. ¿Me entiende, Embajador?", dijo Flynn.
Kisliak respondió que sí lo entendía, pero pidió hacer caso a los "sentimientos" de Moscú.
Sin embargo, Trump endureció aún más las sanciones a Rusia en 2017, lo que desembocó en un intercambio de restricciones, así como la expulsión mutua de diplomáticos.
A principios de este mes de mayo, el Departamento de Justicia anunció que retiraría todos los cargos contra Flynn.
Más tarde, el juez federal Emmet Sullivan fijó para el 16 de julio la audiencia pedida por Flynn para que le sean retirados los cargos en su contra.
El fiscal especial de Estados Unidos, Robert Mueller, investigó durante casi dos años la presunta colusión entre la campaña de Donald Trump y Rusia en los comicios sin encontrar ninguna prueba que sustentara esas acusaciones.
El propio Trump calificó en reiteradas ocasiones la investigación de Mueller como una caza de brujas.
Desde el Gobierno ruso catalogaron todas las acusaciones como falsas, diciendo que fueron inventadas para justificar la derrota electoral de Hillary Clinton frente a Trump y desviar la atención pública de casos reales de corrupción.