"Veinte días de silencio cómplice que demuestran la falsedad del discurso y la retórica imperial", expresó el mandatario cubano en su cuenta de Twitter.
El pasado 30 de abril, un ciudadano cubano residente en EEUU, llamado Alexander Alazo, realizó más de 30 disparos con un fusil de asalto contra la sede diplomática de La Habana en Washington.
También este 21 de mayo se pronunció el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, quien alertó de posibles actos violentos que compliquen más las tensas relaciones entre Cuba y EEUU, que entraron en franco retroceso desde el arribo a la Casa Blanca del presidente estadounidense Donald Trump, en 2017.
"Tres semanas han transcurrido desde el ataque a Embajada de Cuba, el Gobierno de EEUU no ha realizado declaraciones públicas al respecto. Continúa sin dar respuestas sobre el papel de quienes crean un clima de violencia entre ambos países", apuntó el titular cubano de Exteriores en Twitter.
Por su parte, la Encargada de Negocios de la Embajada de EEUU en Cuba, Mara Tekach, aseguró el pasado 12 de mayo que el Servicio de Seguridad Diplomática del Departamento de Estado trabaja en estrecha colaboración con los organismos encargados de hacer cumplir la ley para proteger y mantener la seguridad de las misiones extranjeras en Estados Unidos.
La diplomática estadounidense precisó que los eventos ocurridos en la Embajada de Cuba en EEUU están bajo una investigación conjunta del Servicio de Seguridad Diplomática del Departamento de Estado, el Servicio Secreto, la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATFHQ), y el Departamento de Policía Metropolitana del Distrito de Columbia, en Washington DC.
Fernández de Cossío también criticó la inclusión de Cuba en la lista de países que no cooperan con la lucha contra el terrorismo, confeccionada por el Departamento de Estado de EEUU, acción que calificó como un acto "unilateral, deliberado y deshonesto, que carece de todo valor ante cualquier foro u organismo competente, y que solo se usa como instrumento de presión sobre terceros países en sus posiciones hacia Cuba".
Cuba y EEUU están sumidos en un diferendo político desde 1959, después del triunfo de la Revolución cubana, agudizado por la aplicación de un bloqueo económico, comercial y financiero contra isla desde 1962.
En 2014, bajo la administración del expresidente Barack Obama (2009-2017), los vínculos diplomáticos entre ambos países dieron un giro favorable, iniciando un proceso de normalización de relaciones que fue interrumpido abruptamente por su sucesor Donald Trump.