Alguno que otro maldijo la suerte de viajar cuando el nuevo coronavirus aún no llegaba a El Salvador, sobre todo quienes pretendían estar unos días fuera, y tres meses después siguen sin saber cuándo volverán a casa, un derecho consagrado por la Constitución.
Todavía entonces se pensaba que todo sería fugaz, que valía la pena esperar a que pasara la vorágine, pero la escapada se convirtió en un calvario: el dinero se agota y la desesperación crece entre quienes esperan una solución que no llega.
Ultimátum
Enfocada en la situación interna, la Administración de Bukele no ofreció de entrada una alternativa para traer a los salvadoreños estancados en unos 60 países, algunos duramente golpeados por la pandemia del COVID-19.
Sin embargo, la Sala rechazó la propuesta porque no especificaba plazos para la repatriación, o sea, un cronograma que aportara certezas, con el correspondiente desglose logístico.
Al final, el Ejecutivo anunció que las repatriaciones comenzarían el 1 de mayo, y que a más tardar en 14 semanas todos los afectados estarían de vuelta: aquello abrió una brecha de esperanza, pero la realidad es más complicada.
Por ejemplo, el Estado no puede traerlos a todos de golpe, porque inevitablemente tendrán que someterse a una cuarentena para detectar posibles casos importados del coronavirus, y no hay capacidad para albergar, alimentar y atender simultáneamente a tantos.
En ese contexto se dieron las primeras repatriaciones por vía terrestre, desde Honduras, Belice y Nicaragua, y un vuelo procedente de Panamá, con 23 salvadoreños a bordo, según la aerolínea Copa Airlines.
Retornados sí, repatriados no
Otro elemento que añade confusión a los que desesperan por volver es que, tras la suspensión de todos los vuelos comerciales, siguieron llegando salvadoreños deportados desde Estados Unidos, México y Guatemala.
"Entre marzo y abril llegaron al país 2.172 retornados, según registros de la Dirección General de Migración y Extranjería, pero ninguno de ellos era un varado, sino personas que, por alguna razón, se fueron del país con la intención de llegar y quedarse en EEUU de forma indocumentada", publicó el portal investigativo Gato Encerrado.
A todas estas, los choques entre los poderes del Estado salvadoreño lo dificultan todo, pues la Asamblea recién aprobó una ley transitoria que exige acciones para traerlos, pero Bukele ya anunció que la vetará.
Por el contrario, el mandatario emitió otro decreto ejecutivo, saltándose a la Asamblea Legislativa, que garantiza el manejo sin auditar de fondos para enfrentar la pandemia, pero no dice nada sobre los miles de salvadoreños que no piden más que volver a casa.