"Recordemos que hubo demasiados episodios en la última década en los que se perdieron oportunidades fugaces para cambiar la dinámica hacia un camino político; no debemos repetir este patrón (…) Creo que el diálogo ruso-estadounidense tiene un papel clave que desempeñar aquí y les animo a que lo sigan", dijo Pedersen.
Asimismo, señaló que con la relativa calma en el terreno, con un enemigo común frente a la pandemia de coronavirus, con la cooperación internacional renovada y con las medidas de fomento de la confianza entre las partes interesadas sirias, podrían allanar el camino hacia el progreso.
Las fuerzas gubernamentales han recuperado el control sobre la mayoría de los territorios inicialmente perdidos para 2017, pero los terroristas han conservado varias fortalezas ubicadas principalmente en el norte de Siria.
Estados Unidos ha estado cooperando principalmente con combatientes opositores kurdos y sirios.
En octubre pasado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó a sus tropas que abandonaran Siria, diciendo que su misión se había cumplido, aunque parte del ejército de Washington se ha mantenido para proteger la infraestructura petrolera en el noreste del país.
El epicentro de las hostilidades se encuentra en la provincia de Idlib, que se convirtió en una zona desmilitarizada en virtud de un acuerdo entre Rusia y Turquía en 2018.
Según un memorando de entendimiento concluido por Ankara y Moscú en octubre pasado, los militares turcos y rusos realizan patrullas regulares en la zona.