"Los principios básicos en los que se basa la propuesta argentina son esenciales para garantizar que el mundo en desarrollo pueda escapar de las deudas insostenibles, de una vez y para siempre", estipula el informe "Del gran encierro al gran deshielo".
El Ejecutivo de Alberto Fernández presentó el pasado 16 de abril a los acreedores de su deuda un plan que concede tres años de gracia al país sudamericano, y que plantea una quita de 62% en los intereses y un alivio de 5,4% en el capital.
El propósito de la gestión actual es reestructurar 66.238 millones de dólares de la deuda externa que arrastra el país, de los cuales 44.548 millones fueron contraídos durante la gestión anterior del expresidente Mauricio Macri (2015-2019).
La agencia multilateral coincidió en que el objetivo "debe ser colocar la deuda pública del país en un camino sostenible, a lo largo del cual la relación deuda/Producto Interior Bruto (PIB) pueda caer de manera persistente a fin de que sea compatible con las estrategias de desarrollo a largo plazo para fomentar la producción, la productividad y la producción nacional".
En el aparte destinado al caso argentino, la Unctad destacó además que será necesario cualquier "espacio para respirar" que permita devolver a las economías a la senda de un crecimiento sostenible que equilibre la balanza fiscal y comercial.
Resto de países
A lo largo de su informe, la agencia de Naciones Unidas recomendó anular un billón de dólares de la deuda externa que arrastran los países empobrecidos o de la periferia para "proveer un espacio de respiro macroeconómico".
Los desembolsos en pagos de deuda en todo el mundo alcanzarán entre 2020 y 2021 los 3,4 billones de dólares, de los cuales entre 666.000 millones y 1,06 billones corresponden a países de ingresos medios y bajos.
En Argentina, el Gobierno de Alberto Fernández destinará el 2,9% del PIB a recuperar la economía del descalabro causado por la pandemia.