El autor específico de la iniciativa no está claro. Más bien, se sabe que nació en Ciudad Bolívar, al sur de Bogotá, y en Soacha, perteneciente al departamento de Cundinamarca pero parte del conurbano bogotano. Confinados por culpa del brote de coronavirus, miles de trabajadores perdieron sus ingresos y comenzaron a padecer cada vez más problemas para garantizar la alimentación de sus familias.
Desde comienzos de abril, la cantidad de trapos rojos en las casas de los barrios más humildes de Bogotá se multiplicó, obligando a que el código se comenzara a aplicar de forma 'oficial' para identificar a quienes requerían la asistencia estatal.
"Sea solidario con sus vecinos en tiempos de coronavirus. Si usted ve un trapo rojo en la puerta de un vecino, significa un llamado de solidaridad", dice un spot que la Alcaldía de Soacha divulgó en sus redes sociales.
El mismo mensaje complementa que "ese primer paso y ayuda la dará usted como vecino", al tiempo que "la Alcaldía de Soacha continúa con la entrega de ayudas en las zonas más vulnerables de la ciudad".
Juan Carlos Saldarriaga, alcalde soachuno, reivindicó la medida como una creación de su localidad y, además de destacar la visita de sus funcionarios a casas marcadas con trapos rojos, valoró la repercusión internacional de la iniciativa.
Más allá de la intervención oficial, los trapos rojos también se han convertido en símbolo de la inconformidad de los colombianos con su situación actual. A mediados de abril, vecinos de varias zonas de Bogotá se manifestaron en la calle —desoyendo las medidas de confinamiento— para reclamar mayores apoyos económicos por parte del Gobierno.
Además del sonido del golpe a las cacerola de los vecinos, los trapos y pañuelos rojos fueron un distintivo de las manifestaciones.