En España la acción del Gobierno en su lucha contra la pandemia recibe críticas también desde el ámbito informativo. Más exactamente, desde la óptica del derecho a la información.
"¿Cree usted que en estos momentos habría que prohibir la difusión de bulos e informaciones engañosas y poco fundamentadas por la redes y los medios de comunicación social, remitiendo toda la información sobre la pandemia a fuentes oficiales, o cree que hay que mantener libertad total para la difusión de noticias e informaciones?", plantea el estudio.
Enseguida, tanto los opositores Partido Popular (PP), Vox y Ciudadanos (C's), como buena parte de la prensa escrita, tildaron el documento sociológico de ser un instrumento para predisponer a la opinión pública a favor de una ulterior merma de las libertades que rigen el estado de derecho y la libre circulación de información. "Se demuestra que la prioridad del Gobierno es lo que se cuenta y no solucionar la crisis", declaró vía Twitter el secretario general del PP, Teodoro García Egea.
El volumen de información, tanto institucional como privada, induce a pensar que la estrategia del Gobierno de Pedro Sánchez para solucionar la crisis de salud pública desatada por la pandemia de coronavirus, pasa también por liderar el relato. Hay quien opina que la encuesta del CIS es parte de esta estrategia. El sociólogo José Félix Tezanos, exmiembro de la Comisión Ejecutiva Federal del gobernante Partido Socialista (PSOE), es el director del CIS, cargo al que accedió en 2018 y en el que desde los primeros momentos ha estado sometido a críticas por parte de las diferentes formaciones políticas.
El derecho a la información y a los bulos
En España el tratamiento informativo que está recibiendo la pandemia de COVID-19 es omnipresente. Prensa, radio, TV y redes sociales dan cuenta a diario de un volumen gigantesco de datos, imposible de digerir en su totalidad. A partir de ahí se abre paso la necesidad de elegir. Las informaciones de los medios convencionales pueden estar condicionadas por sus líneas editoriales, aspecto del que el gran público es consciente. ¿Y la que circula por redes? Su caudal y flujo es enorme, lo hace sin cortapisas y a menudo sin ningún filtro. ¿Qué veracidad cabe otorgar a todo lo que se mueve por la red? Mejor dicho, ¿tiene derecho a circular en estos tiempos excepcionales una información aunque no sea veraz, tal y como se plantea el CIS?
Este docente de la facultad de CC. de la Información cree que la actual crisis de salud pública se está manejando desde el punto de vista de la comunicación y que los fallos de la acción de gobierno no salen a la luz pública "porque la estrategia comunicativa del Gobierno ha sido intensa". "Y ahora se sacan de la chistera lo del control de la información". ¿El CIS puede hacer estas preguntas? "Sí, las puede hacer. Jurídicamente no es reprobable, pero política y socialmente sí, porque preparan el camino para una cierta intervención de la libertad de información. Si lo hiciera una entidad privada no habría ningún problema, pero el CIS es público", explica Sánchez de Diego, quien afirma:
"El estado de alarma no posibilita la intervención de la libertad de información".
La tentación del control de la ciudadanía
Uno de los aspectos más contradictorios de la lucha contra la pandemia de COVID-19 es la paradoja resultante de enfrentar las diversas medidas para atajar el virus. El régimen de confinamiento atenta en principio contra libertades fundamentales como la de movimiento, y el aislamiento eficaz de los casos de contagio se logra también mediante el seguimiento de la población con tecnologías de la información que incorporan datos de geolocalización. En otras palabras, lo que da buenos resultados en China, resulta difícil de plantear aquí.
Las críticas al planteamiento de la pregunta del CIS inciden en el carácter capcioso de la misma, se acusa a este organismo de poner a los encuestados ante una falsa disyuntiva, pues se ofrecen dos opciones extremas. El director de este centro demoscópico asegura que la pregunta carece de "intencionalidad política" y que sólo es un reflejo de la "sensibilización" de la sociedad frente a los bulos, pero desde las asociaciones de periodistas se condena la tentación de ejercer un control sobre la información.
El estudio también ha planteado también otra pregunta polémica:
"¿Estaría Ud. de acuerdo con que en España no se permitiese salir a la calle y que las medicinas y suministros alimentarios se llevaran a las casas por personal especializado, como se ha hecho en China?"