"Salgo a trabajar porque no tengo otra posibilidad. Los que salen a trabajar es por una obligación, o porque no tienen otra alternativa, nosotros que somos clase obrera estamos condenados a trabajar, y a exponernos a que nos infectemos", señala a Sputnik José C., comerciante ambulante de Santiago Centro.
Dos consejos que desde que se inició la Fase 4 para los pobres y asalariados de las ciudades son casi imposibles de cumplir, porque la gran mayoría vive de un salario mínimo o son pequeños comerciantes que deben trabajar para poder comer y pagar los gastos básicos del mes, o están haciendo largas colas para cobrar sus seguros de cesantía, producto de los despidos de la crisis del coronavirus.
"Este es un negocio familiar que es de mi padre y yo le trabajo a él. Todo está invertido en este negocio. Yo trabajo sin contrato y si no trabajo no gano nada", relata a Sputnik Ignacio Valdivia, pequeño comerciante de Estación central.
"No nos queda otra porque clase media o más pobres no es como los ricos; los ricos se pueden quedar en su casa con su piscina, con su gente, con su despensa llena de mercadería. Nosotros dependemos del día a día, y mucha gente que nos compra a nosotros igual, dependen del día a día. Porque en sus casas tienen para cocinar hoy día, mañana en la mañana y en resto del día no tiene", puntualiza a Sputnik Boris Saavedra, vendedor del barrio Meiggs de Santiago.
Trabajar o trabajar
Al transitar por las calles del centro de Santiago no deja de llamar la atención que los pequeños y medianos comercios siguen abiertos, y que sus dependientes no dudan en continuar laborando, al no contar con ninguna ayuda estatal o privada en tiempos de crisis sanitaria.
Seguir las medidas de aislamiento, incluso en las comunas (barrios) con cuarentena total, resulta imposible para los trabajadores, muchos que hoy están haciendo filas para conseguir permisos para que trasladarse a sus labores, y evitar con ello que les descuenten los días no trabajados.
La Dirección del Trabajo de Chile dictaminó que frente a la emergencia sanitaria se configura una "fuerza mayor" en la relación laboral, lo que exonera a las partes de sus obligaciones recíprocas, es decir, al trabajador a prestar el servicio y al empleador pagar la remuneración.
Aclara que, si un trabajador queda en las zonas de cuarentena obligatoria, dentro del cordón sanitario o bajo toque de queda, no recibirá el sueldo por los días de inasistencia involuntaria, sentenciando con este dictamen a los más pobres a seguir exponiéndose a un posible contagio.