La Base Naval de Rota atrae más miradas de lo habitual. El hecho de que la ministra de Defensa, Margarita Robles, confirmara el 10 de marzo que el primer afectado en la provincia de Cádiz es un suboficial de Intendencia de la Base, despierta más curiosidad aún sobre lo que ocurre en el interior. Tras este positivo, la cuarentena se ha impuesto a todo su entorno, el de la Base (unas doce personas aproximadamente) y el familiar del afectado.
Hasta la fecha, tampoco el aeropuerto ha cambiado su proceder. Superando los 20.000 vuelos anuales, se trata de un espacio altamente sensible, ya que no es una instalación exclusivamente militar. "Para nosotros la situación cambia cada día, pero lo cierto es que por el momento no contamos con ningún protocolo específico para entrada y salida de mercancía y personas del aeropuerto", las medidas hasta el 10 de marzo incluyen un mero cuestionario sobre si recientemente el pasajero visitó China o estuvo en riesgo de contacto, medidas de corto alcance a la vista de la reciente evolución según Fernando Herrera, Delegado de Prevención de la empresa encargada de la gestión del aeropuerto.
Los testimonios del personal civil que trabaja en el interior de la base dan una idea de la incidencia del coronavirus en una de las Bases más herméticas de España. Pero esta crisis tiene otras connotaciones más allá del ámbito de salud. Rota está inmersa en una transición militar que se ve alterada por el incierto impás que el virus impone a todo y todos.
La Casa Blanca mueve ficha ante el coronavirus
EEUU ya ha afirmado que diversas instalaciones podrían cerrarse de manera inminente debido a la expansión en Europa del coronavirus. En Italia, en la región de Véneto, la Armada de EEUU ya ha cerrado escuelas, guarderías, gimnasios o iglesias en la base militar. Además, los uniformados desplegados han recibido recomendación explícita de evitar viajar a regiones con casos confirmados, un mapa que a medida que pasan las horas, acota más sus movimientos.
Volviendo a Rota, lo cierto es que el cierre temporal de la Base supondría —sí o sí— un golpe mortal en esta región del sur de España y a la localidad de Rota en particular. No podemos obviar el hecho de que Rota, según el Convenio bilateral de España y EEUU, hospeda al menos a 4.250 efectivos de personal militar de EEUU. La actividad de estos miles gira en torno a los cuatro destructores AEGIS, 13 aeronaves de reconocimiento naval y 18 aeronaves de patrulla marítima y vigilancia oceánica de superficie.
Esto es sobre el papel, pero la realidad es que el despliegue estadounidense ha alcanzado picos mayores y esa tendencia se asienta en el horizonte: ahora EEUU quiere ampliar la presencia de la VI Flota de la US Navy, asentada en esta esquina del Atlántico y controlando el acceso al mar Mediterráneo. La presencia norteamericana es un activo económico sin el cual no se entiende la sostenibilidad de la región. Según fuentes de la propia base, el impacto económico de la misma en la Bahía de Cádiz rondaría los 450 millones de euros solo en 2018.
Un futuro marcado por las barras y estrellas
"Si me preguntan si ampliaría nuestra presencia, diría que mañana mismo, ya tenemos la infraestructura en Rota para acogerlos", así de explícito se mostraba el pasado 25 de febrero el jefe del Comando Europeo de los EEUU (EUCOM), el general Tod Daniel Wolters, que confirmaba ante el Senado la intención de incorporar dos nuevos buques al despliegue permanente de la Base, ya que "permitiría reforzar nuestro compromiso con los aliados europeos y africanos".
Pero yendo a un plano más cercano y menos geoestratégico, ¿qué sucede con Rota? ¿cómo afecta a una localidad desfavorecida por el desempleo el asentamiento de una de las mayores bases norteamericanas en suelo extranjero? Sobre el futuro de la base, el Ministerio de Defensa español no ha querido hacer declaraciones a Sputnik en cuanto no haya un pedido oficial de EEUU, pero en un plano más local: "Cuantos más destructores vengan a la base mejor para la localidad", comenta a Sputnik el alcalde de Rota, Javier Ruiz Arana.
"Rota está preparada para más efectivos militares y la posible ampliación de la base, pero necesitamos tiempo e información para sacar el mayor provecho, hay que tener en cuenta que la base ocupa una cuarta parte del término municipal, eso no es gratuito, tiene que reportar beneficios a la población local", indicó.
Tradicionalmente más actividad militar implicó más movimiento económico en la localidad y ese condicionante ha hecho difícil encontrar voces que escapen a esta circunstancia. "Tenemos una servidumbre enorme, una dependencia que nos ha esclavizado durante décadas porque la base ofrecía expectativa de empleo y estabilidad económica, pero con el tiempo esa expectativa se ha deteriorado, hoy hay muchos más contras que pros en el debate de la base", confiesa la política local Inmaculada Nieto, portavoz en el Parlamento andaluz de la agrupación de izquierdas Adelante Andalucía.
El coronavirus aparece en un momento crítico en el que se define el futuro de Rota, oscilando entre un todo o nada, entre la ampliación de la Base y la esperanza de más trabajo e inversión, y la amenaza de un cierre completo que paralice el primer motor económico de la región.