Qué pasa

España: ¿solo una escenificación de Gobierno alternativo-progresista?

España tiene nuevo Gobierno. Logra así poner en orden una casa que no conocía el sosiego desde la trunca presidencia de Mariano Rajoy tras una moción de censura, que derivó en dos adelantos electorales que resultaron escandalosos para los ciudadanos, y que tuvo como corolario un crecimiento exponencial de la extrema derecha.
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Y se hizo la luz

Los Reyes Magos llegaron con un día de retraso a La Moncloa este año y lo que dejaron fue un número clave: el 2. La frase 'no hay dos sin tres' no cabe tras la segunda votación en el Congreso, correspondiente al segundo intento para formar Gobierno, que llegó tras dos asaltos electorales, y con casi dos meses de negociaciones entre los dos partidos que hoy crean precedente por integrar la primera Administración de coalición de la historia de España.

Sánchez, presidente de las tres Españas
No llegó sin sangre, sudor y lágrimas, sobre todo las de Pablo Iglesias. No faltaron las urgencias de parte de los ahora partidos gobernantes para que así sucediera: en el plazo de seis meses y medio entre elección y elección –finales de abril y principios de noviembre–, la extrema derecha tuvo un crecimiento exponencial: pasó de 10 a 52 diputados, mientras el centro derecha Ciudadanos, recorrió el camino inverso: de 57, a 10 representantes.

También colaboró el bajón importante de Unidas Podemos [UP], la pérdida de tres asientos de los socialistas, y un crecimiento –aunque menor del esperado– del Partido Popular. Y en medio de todo, el independentismo catalán que tiene un número suficientemente determinante como para inclinar la balanza. Y así lo hizo a favor de lo que desde el Partido Popular, su líder Pablo Casado tildó como "el Gobierno más radical de la historia, y desde Vox, su líder, Santiago Abascal, como "un matrimonio entre la mentira y la traición", y a Pedro Sánchez de pactar con "comunistas y golpistas".

A este respecto, el director de la Consultora Ekai Center, Adrián Zelaia, explica que desde el punto de vista clásico de izquierda y derecha, habría que matizar esas apelaciones a que se pudiera tratar de un Gobierno de extrema izquierda: nada apunta en esa dirección en absoluto.

"En todo caso puede haber algunas suspicacias por parte de ámbitos empresariales, o de derecha socio-económica en cuanto a los orígenes del partido [Unidas] Podemos".

Podemos: ¿un cambio de rumbo del partido?

En este sentido, es clave el papel que ha jugado UP desde su fundación a esta parte. "Si comparamos lo que fue el discurso inicial de [Unidas] Podemos, con lo que es su discurso actual, vemos que la relación es muy relativa: el proceso de moderación ha sido muy fuerte; la relación entre las reivindicaciones de [Unidas] Podemos y las reivindicaciones de 'la calle', se han alejado significativamente", sentencia el experto.

Pablo Iglesias celebra que España será gobernada por "una coalición progresista histórica"
No obstante, en este barullo, según varios medios y analistas españoles, Pedro Sánchez logró atar en corto las pretensiones de UP al diluir la vicepresidencia de Pablo Iglesias: esas posiciones antes eran tres, y ahora inesperadamente son cuatro. Y un Gabinete en el que hubo algunas modificaciones de nomenclatura pero donde repiten la danza varios de los que ya estaban el en baile, a lo que se añaden pocos miembros de UP, pero más en lo social.

Zelaia entiende que esta situación, desde un punto de vista negativo, podría llevar a plantearnos la posibilidad de que estuviéramos frente al habitual juego de las últimas décadas entre izquierda y derecha en Europa.

Algo que, según el analista, "al final han venido a resultar un tanto frustrante para los electores y ha creado problemas para la propia continuidad de los grupos políticos de izquierda y social demócratas, en el sentido de que la falta real de alternativas de fondo ha venido a crear la sensación de que el electorado se ha encontrado ante una cierta escenificación entre lo que parecían que eran movimientos distintos de izquierda y derecha".

"En la práctica era una especie casi de alternancia pactada, en la que la derecha venía a deshacer lo que hacía la izquierda, y la izquierda deshacía lo que había hecho antes la derecha, pero en una especie de consenso en el que cada uno iba a estar más o menos cuatro años en el poder, dejando luego el poder al siguiente para que hiciera sus políticas", subraya Adrián Zelaia.
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