De acuerdo con las normas de la organización, los países miembros deben ofrecerse mutuamente condiciones comerciales equitativas, resolver las controversias mediante consultas y negociaciones y publicar abiertamente las leyes y reglamentos que rigen las actividades de comercio exterior.
Fueron creados el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. El tercer instituto solo se acordó en 1994. Era la mayor reforma del comercio internacional y es una de las instituciones más importantes de la gobernanza económica mundial, señaló a Sputnik Alexéi Portanski, profesor del Departamento de Economía Mundial y Política Mundial de la Escuela Superior de Economía.
Durante muchos años, la labor de la organización permitió a los Estados comerciar entre sí en igualdad de derechos y proteger los intereses nacionales.
"Todos los miembros de la organización han desarrollado conjuntamente reglas y están actuando estrictamente de acuerdo con esas reglas", apuntó Portanski.
En la OMC existe un mecanismo, el Órgano de Apelación, para resolver las posibles controversias entre los países. Es una de las ventajas de la organización y ha demostrado su eficacia, según los expertos. Desde 1995 se han iniciado unos 600 procedimientos.
Asimismo, la OMC cuenta con un mecanismo de revisión de política comercial para vigilar el cumplimiento de las normas por parte de sus miembros.
"Ninguna otra institución universal dispone de tales mecanismos", declaró por su parte Portanski.
Los retos de la OMC
Sin embargo, la organización enfrenta el reto de adaptar el sistema comercial al siglo XXI, aclaró Miguel Ponce, citando como ejemplo la amenaza de nuevas tensiones proteccionistas como la guerra arancelaria de EEUU contra la UE y contra China y el Brexit, entre otras.
No obstante, el Órgano de Apelación dejó de funcionar el 11 de diciembre porque EEUU bloqueó la elección de sus nuevos jueces. El proceso está paralizado desde hace ya más de dos años.
El cese del trabajo del Órgano de Apelación que es parte esencial de mecanismo de resolución de controversias entre los países, constituye un "grave problema para el sistema de comercio internacional".
"Como resultado, la OMC está en crisis. Esperamos que sea superada en la conferencia ministerial de Nur-Sultán en junio de 2020. Por supuesto, la OMC necesita ser reformada", opinó Portanski al detallar que el debate sobre la reforma de la organización ha estado activo desde mediados del 2018.
Sin embargo, hay que tener en cuenta el peso que tiene EEUU en el comercio internacional, en las cadenas globales de valor y en más del 80% de todo lo que se transa a nivel mundial, advirtió Ponce.
Por lo tanto, el analista no cree en la posibilidad de un abandono de la OMC por parte de EEUU.
"Los intereses de EEUU no pueden deshacerse de su protagonismo en estas cadenas productivas y comerciales", indicó.
Varios miembros de la OMC han propuesto reformas destinadas a abordar los asuntos de EEUU.
No obstante, las posiciones de los principales participantes —China y Estados Unidos— siguen estando muy alejadas entre sí. Otros países, en particular la Unión Europea, están haciendo todo lo posible para desarrollar una plataforma que sea aceptable tanto para Pekín como para Washington, comentó Portanski, quien comparó la OMC con las normas de tránsito.
"Si cancelas las normas de tránsito, habrá caos en la calle. También en el comercio internacional: si las normas de la OMC no están en vigor, entonces habrá caos", precisó.
América Latina y la OMC
A principios de diciembre, Donald Trump anunció que volvería a aplicar aranceles sobre todo al acero y al aluminio que proceda de Brasil y Argentina, haciendo referencia a la devaluación masiva de sus monedas. Además, cambió Argentina por Brasil como suministrador de 750.000 toneladas de trigo.
"De no ser así, es inevitable la presentación ante la OMC de la demanda correspondiente", adelantó.
Por otro lado, el analista indicó que los países de Latinoamérica no tienen una mirada común en relación a cómo protagonizar de manera conjunta el tiempo de cambios globales.
"Ni siquiera el Mercosur tiene una posición común, particularmente por el rol del presidente Bolsonaro y su vínculo con Trump", precisó.
El experto sugirió esperar las acciones de los nuevos Gobiernos de Argentina y Uruguay que "desideologicen las relaciones regionales, refresquen el espíritu del Mercosur, en particular, y de América Latina en general, para aprovechar positivamente las oportunidades que la propia crisis nos plantea".