Nació el 27 agosto de 1869 y fue la primogénita de una familia española adinerada. Desde los 4 años ya sabía leer y su interés por aprender hizo a sus padres consentirla con su apoyo para cursar dos carreras en la Universidad de La Habana.
Pero romper con tantos estereotipos a tan corta edad le valieron el bullying de sus compañeros de clase y la negación de sus profesores para recibir algunas asignaturas. Las prácticas de disección de cadáveres, por ejemplo, fueron una de las clases que tuvo que cursar los fines de semana separada del resto de sus compañeros, todos hombres.
Fue allí donde conoció a Enrique López Veitía, quien después sería su esposo y padre de sus siete hijos, y un reconocido oftalmólogo cubano, de acuerdo con Ecured.
Al igual que su esposo, la doctora se especializó como oftalmóloga. En 1910 quedó viuda y decidió dejar de ejercer la profesión para dedicarse a dar clases gratuitas a los niños de su comunidad en el municipio Cotorro, en el extremo sur de La Habana. Laura falleció víctima de tuberculosis a los 72 años.