Durante años el Líbano se ha caracterizado por tener una de las economías más exitosas de Oriente Medio y ha sido referente para varios países vecinos. Es por eso que los analistas creen que esta situación no durará mucho tiempo, aunque pronostican que será difícil alejarse del borde del colapso financiero en el que se encuentra.
La caída en el precio del petróleo y el déficit comercial fueron factores claves para que la economía libanesa entre en una inestabilidad considerable.
Actualmente, el monto total de la deuda pública libanesa supera el 150% de su PIB.
Con este índice, ocupa el tercer lugar en el mundo después de Japón y Grecia. Pero Japón se debe principalmente a sí misma mientras que Grecia, como miembro de la Unión Europea y de la eurozona, fue salvada por otros europeos. Pero incluso esto solo lo salvó del incumplimiento, y no de años de depresión.
¿Pero quién va a salvar al Líbano?
¿Cómo pagar la deuda?
Estos problemas financieros podrían resolverse mediante la devaluación de la moneda nacional, como lo hacen muchos países. Pero el hecho de que la libra libanesa haya estado vinculada al dólar durante más de dos décadas provocaría un duro golpe al nivel de vida del país y las deudas tendrán que ser pagadas de una forma u otra.
Lo más interesante —aunque desafortunado para el Líbano— es que el modelo económico actual, que se basa en gran medida en los depósitos extranjeros y de emigrantes en bancos libaneses, ya no aporta prosperidad a la gran mayoría de la población. Solo el 1% de los depositantes tiene más de la mitad de los depósitos en el sistema bancario nacional, y el 10% de la población recibe casi el 60% de todos los ingresos de la economía.
Al borde del default
El Gobierno pensó en mejorar la situación financiera con medidas de austeridad como las que fueron aplicadas en Grecia y otros países en medio de las crisis. El plan anticrisis incluía la reducción de las pensiones y el endurecimiento de la regulación del sistema bancario nacional.
Uno de los principales desafíos que debe abordarse rápidamente es la pronta reducción de las reservas de oro y de divisas que se están derritiendo debido a los esfuerzos del Estado por mantener la vinculación con el dólar. En 2017, el volumen de reservas alcanzó los 33.000 millones de dólares. A principios de este año cayó a 25.000 millones de dólares y, según los pronósticos de los analistas, en enero solo quedarán 19.000 millones en la reserva.
Al mismo tiempo, el monto total de las deudas que deben ser pagadas por el Líbano hasta finales de 2020 supera los 6.500 millones de dólares. Además es posible que también tenga que pagar una parte de la importación porque las reservas apenas alcanzarán para financiar de siete a ocho meses las entregas de importaciones.
Por su parte, el Gobierno interino se está preparando para pagar el próximo trámite de la deuda, 1.500 millones de dólares. Según el diario ruso Izvestia, Beirut lo hace por miedo a las consecuencias impredecibles del incumplimiento. Si los inversores pierden la confianza en la capacidad del país para pagar sus enormes deudas, el colapso económico podría sacudir a este frágil Estado hasta sus cimientos.
Si el Gobierno no encuentra una solución, las consecuencias del colapso financiero del Líbano se expandirán en toda la región.
Para prevenirlo, Izvestia ofreció a Beirut explorar sus campos de petróleo y gas, así como pedir ayuda de otros jugadores internacionales: Francia, Arabia Saudí, Israel y Rusia.
"Estos Estados pueden ayudar al Líbano a ganar tiempo para estabilizar la situación financiera", concluye Izvestia.