En medio de una crisis que comienza a tener visibilidad mundial, el proceso que llevará a fundar el primer tribunal local especializado en violencia de género viene tejiéndose desde hace aproximadamente una década.
"Ya hicimos simulacros de cómo va a operar el tribunal y hoy en día estamos trabajando en su diseño", explicó a Sputnik Imelda Marrufo Nava, coordinadora general de la organización civil chihuahuense Red mesa de mujeres de ciudad Juárez, la principal ciudad fronteriza con EEUU de ese estado. Esta red trabaja en el litigio de casos de feminicidio, trata de personas y desaparición de mujeres.
"Este trabajo deriva del esfuerzo que hicimos las defensoras de las mujeres del estado con la coordinación jurídica de operadores judiciales sensibles de Juárez y Chihuahua", explicó la abogada.
"Quienes hacemos litigio y acompañamiento psicosocial de las familias de las víctimas tenemos que estar ahí con las autoridades. Varios de los pasos que hemos podido dar han sido porque hemos encontrado personas con sensibilidad y conocimiento de la lógica institucional, pero con entendimiento de sus obligaciones como servidoras públicas", explicó.
Marrufo describió algunos casos en los que la justicia local estuvo a la altura de las exigencias de las familias y las organizaciones defensoras, logrando fallos clave gracias a investigaciones con perspectiva de género, como mandato el mencionado fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 2009, debido al caso conocido como Campo Algodonero, que condenó el feminicidio de mujeres en las afueras de Ciudad Juárez.
El caso del arroyo del Navajo
Entre 2012 y 2013, fueron localizados restos de 26 cuerpos de mujeres y niñas esparcidos en el arroyo del Navajo, en el Valle de Juárez a 80 kilómetros de Ciudad Juárez. Este caso, que fue numéricamente mayor al que llegó a la Corte Interamericana, se convirtió también en un caso paradigmático a nivel local.
La autoridad local identificó los restos hallados como pertenecientes a jóvenes desaparecidas en Juárez, muchas de las cuales eran acompañadas por la Red mesa de mujeres.
"Había carpetas de investigación por las desapariciones de estas niñas y mujeres, pero en varios no se había activado el protocolo de búsqueda de manera inmediata, es decir, hubo un incumplimiento por parte de la autoridad que no las buscó de manera rápida", explicó Marrufo a Sputnik.
Dos años más tarde, en 2015, gracias a información aportada por las propias madres de las víctimas, fueron apresados e imputados seis hombres que formaban parte de una célula del crimen organizado en Ciudad Juárez, vinculados a un grupo conocido como losAztecas.
Además de la condena por más de 600 años de prisión por el asesinato de al menos 11 de las 26 mujeres halladas muertas en el arroyo del Navajo, se comprobó el vínculo de los imputados con agentes de la Policía municipal de Juárez; la complicidad de la Policía Federal que extorsionaba y renteaba (cobraba por permitir un delito) a estos hombres que administraban un local conocido como Hotel Verde, donde las víctimas eran mantenidas contra su voluntad y explotadas sexualmente; así como que "había integrantes militares que iban a ciertos lugares al consumo de trata de estas mujeres", señaló la abogada.
Se comprobó en ese juicio que las víctimas eran ingresadas a los penales federal y local para ser prostituidas con personas vinculadas a la organización criminal que estaban allí presas.
"Podemos saber qué integrantes de diversos aparatos vinculados a la seguridad de las personas tenían conocimiento de estos hechos, sin embargo, no hay ningún funcionario condenado aún", explicó Marrufo.
La red mesa de mujeres presentó pruebas y argumentó que debía retomarse localmente la sentencia internacional del caso del Campo Algodonero, que establece que debe revisarse el contexto de violencia en que se dan los actos de criminalidad contra las mujeres.
"Estas experiencias locales son importantes por la posibilidad que les dio a las madres de ser oídas frente al Tribunal. Es una manera de reparación clave y su importancia radica en que no todas las familias tienen posibilidad de llegar a instancias internacionales. Por eso es importante dejar precedentes locales en las instituciones de impartición de justicia", concluyó.
Mary libre
María Guadalupe Pereda Morena tenía 19 años cuando su pareja sentimental, un abogado prominente de 38, la amenazó con un arma intentando matarla. En el forcejeo ella logró hacerse con el arma y dispararle a él, quien murió una hora más tarde en el hospital. María fue acusada de homicidio y encarcelada.
"La Fiscalía de Chihuahua quería darle 28 años de prisión, pero desde la red luchamos y litigamos contra la Fiscalía, porque desde el principio sabíamos que ella era una sobreviviente de feminicidio", explicó Marrufo.
"Se fueron con todo el peso de la institución para atacarla en las audiencias, hicieron mal los peritajes y la criminalizaron por su condición socioeconómica y la de su familia, presentándola como una mujer que no reconocía todo lo bueno que se hacía por ella", dijo Marrufo en entrevista.
Tras dos años y ocho meses de prisión, la joven madre de dos niños chiquitos fue liberada y absuelta de las acusaciones.
Los jueces de segunda instancia que actuaron ante la apelación a la primera sentencia que halló a Mary culpable de homicidio en riña con carácter de provocado, "tomaron los argumentos de perspectiva de género en su sentencia, reconociendo la condición de violencia continuada que Mary había sufrido", dijo Marrufo.
"Esa sentencia absolutoria de Mary fue relevante y destacada para el caso de Chihuahua y fue enviada a los archivos de la Corte, sentando jurisprudencia. Somos una organización chica y no podemos llevar adelante muchos casos, pero quisimos que se sentara un precedente que nos ayude a fijar en el interior del Poder Judicial como sí se puede juzgar un caso con perspectiva de género", concluyó.