Dos millones de personas que carecen de electricidad en Perú, según Naciones Unidas (ONU). Entre ellas las que viven en las proximidades de la laguna de Chullpia, donde se sienten claramente los efectos del cambio climático. En el altiplano hay cada vez más tormentas, más heladas y sequías impredecibles, que a su vez dañan más los suelos y perjudican más la agricultura.
Tras varios meses de trabajo, la comunidad de Chullpia puso a flotar arriba del lago una estructura de metal y caucho reciclado con 34 paneles solares.
Los paneles absorben la energía del sol y con ella alimentan un motor que bombea agua de la laguna y llena 11 tanques. Estos reservorios de agua son utilizados para regar las plantaciones cercanas, informó la ONU.
La ambiciosa tarea de dar luz
"Hemos trabajado muy duro para construir los embalses e instalar las tuberías. Un día trabajábamos y al día siguiente la lluvia lo arruinaba todo y teníamos que volver a empezar", contó Castro.
Una vez que lograron instalarlo les cambió la vida. Gracias a este sistema (y a los conocimientos ancestrales que aún conserva la comunidad), los pastos se mantienen verdes incluso en la época seca, el suelo se enriquece, las alpacas crecen con fibra de mayor calidad y las personas viven mejor.
"Cuando no había lluvia ya no sabíamos qué hacer, nuestro ganado empezaba a adelgazar, a enfermarse y teníamos que irnos a otro lado. Ahora con el panel solar ya tenemos agua todo el año", dijo a la ONU Silvia, una agricultora local.
En todo el mundo, el uso de energías renovables como la solar y la eólica está aumentando a medida que disminuyen los costos, señala Naciones Unidas. Esto no solo contribuye a la reducción de los gases de efecto invernadero, que es positivo para la lucha contra el cambio climático, sino que también satisface la necesidad de energía de las comunidades vulnerables como Chullpia, que aún carecen de estas instalaciones debido a los altos costos y la falta de infraestructura.