La Alianza Atlántica, apostilla el máximo dirigente político galo, "solo funciona si el garante del último recurso funciona como tal. Yo diría que deberíamos reevaluar la realidad de lo que es la OTAN a la luz del compromiso de Estados Unidos". Washington, en su opinión, está dando la espalda al Viejo Continente, y pone como ejemplo de ello la inesperada retirada, ordenada a mediados de octubre, de las tropas del Pentágono del noreste de Siria, abandonando a su suerte a sus hasta entonces aliados kurdos.
Europa anda sola
Europa se está debilitando a marchas forzadas a consecuencia del Brexit y la desaceleración económica global. Corre el riesgo de caer en la irrelevancia. Si no lo ha hecho ya. Y ese distanciamiento es un error histórico.
Durante 60 años, todas las administraciones estadounidenses, fueran demócratas o republicanas, pensaban que había que promover la integración europea porque eso favorecía sus propios intereses nacionales. Eso ha cambiado y ahora EEUU considera que la Unión Europea (UE) es, de hecho, un enemigo y la OTAN, un lastre.
Esta tormenta perfecta era "impensable hace cinco años", argumenta Macron entrevistado recientemente por la revista británica The Economist en el Salón Dorado del Palacio del Elíseo, donde solía trabajar su predecesor, Charles de Gaulle. "Si no nos despertamos (...) existe un riesgo considerable de que a largo plazo, desapareceremos geopolíticamente, o al menos no controlaremos nuestro destino", añadió.
El mensaje que subyace tras las palabras de Macron es que Europa necesita sacudirse el letargo en que vive, y pensar y actuar, de verdad, como la poderosa agrupación económica que es. Eso debería comenzar con la recuperación de la "soberanía militar" —esto es, sin el paraguas de la OTAN— y con la reapertura del diálogo con Rusia a pesar de las reticencias de Polonia y las tres repúblicas bálticas. El primer paso pasaría por la suspensión de las sanciones económicas decretadas contra Moscú a partir de 2014. Mantener el statu quo sería un "gran error" para París, que apuesta, pues, por el posibilismo.
París defiende el criterio de que Europa puede establecer mejor su influencia global como un poder mediador, por ejemplo, entre China y Estados Unidos, evitando así que todo el mundo se incendie a consecuencia de una guerra comercial o incluso convencional. Pero eso significa fortalecer su política exterior y de defensa a nivel continental. No actuar a trompicones o bajo presión.
Estructuras militares europeas
Macron considera que su nueva Iniciativa Europea de Intervención (EI2, por sus siglas en inglés) y la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO, por sus siglas en inglés) de la UE pueden servir para integrar proyectos y operaciones militares conjuntas y aumentar las capacidades defensivas de Europa, convirtiéndose así en el fundamento para un escenario post-OTAN.
- La PESCO, respaldada por el Fondo Europeo de Defensa, es un proyecto de unión militar aprobado en 2017 por 25 Estados comunitarios que pretende crear una "doctrina militar de defensa común".
- La EI2 es una idea eminentemente francesa, fuera del marco de la UE y de la OTAN, activada en 2018 y mucho más ambiciosa que la PESCO.
Aunque estos dos bloques están todavía en construcción y desarrollo, ya representan alternativas reales a la Alianza Atlántica. Sin embargo, un universo sin la OTAN, es decir, que represente la salida de Estados Unidos de Europa, provocaría brechas importantes en áreas sensibles como la defensa aérea y de misiles, la inteligencia o el reabastecimiento de combustible aéreo. Eso podría mover a algunos a gobiernos de Europa del Este a no invertir en esas brechas, ya que tienen otras prioridades, y a sentirse tentados a adaptar la OTAN, poniéndose al dictado de Washington.
Los críticos de Macron se burlan de él asegurando que está borracho de poder y de protagonismo. Polonia se alarma ante la mera idea de separarse de Estados Unidos y perseguir la distensión con Rusia. Otros países, como Italia y España, están demasiado ocupados en solucionar sus problemas internos como para desplegar una gran visión global.
Alemania también es consciente de que los tiempos en los que podían contar con la ayuda de otros han terminado. No hace mucho, la propia canciller federal, Angela Merkel, insistía, como Macron, en que los europeos deben "tomar su destino en sus manos". Autonomía y control implican poder y responsabilidad. Lástima que Merkel haya anunciado que se retira de la política en 2021, porque su experiencia sería extremadamente útil en este delicado proceso transformador que se abre ante nosotros.
Muchos expertos consideran que la OTAN se ha convertido en una proyección del proyecto internacional de EEUU, donde se percibe un problema de liderazgo y una errática política exterior.
La organización, escribe el general español Luis Feliu Bernárdez, "debe reflexionar y asumir los errores cometidos por la misma OTAN y las coaliciones organizadas sobre la base de importantes miembros de la Alianza en Kosovo, Libia, Irak, Irán, Siria o Afganistán".