Lula fue condenado y sentenciado a 12 años por cargos de corrupción y lavado de dinero en enero de 2018. El Tribunal Supremo de Brasil ordenó que cumpliera condena antes de que se agotaran todas sus recursos de apelación en abril de 2018.
La liberación de Lula llegó tras un fallo de la Corte Suprema que declaró que las personas solo podían ser encarceladas una vez se hubiesen agotado todas las apelaciones de la corte superior. La decisión pondrá en libertad a casi 5.000 prisioneros.