"El Estado mexicano se suma a estas Convenciones como una respuesta firme al rechazo de las prácticas intolerables de discriminación y racismo, cuya máxima expresión son los crímenes de odio como el cometido en El Paso, Texas, el 3 de agosto", dijo la oficina del canciller Marcelo Ebrard en un comunicado.
Ambos instrumentos constituyen instrumentos jurídicos vinculantes para combatir el racismo y la discriminación en los países del continente americano.
Estas ratificaciones y adhesiones forman parte de una "estrategia del Estado mexicano ante el aumento de la violencia relacionada con el discurso de odio, la xenofobia, la intolerancia, y las ideas de supremacía blanca".
Así, el Estado mexicano "asume su responsabilidad ética y legal de denunciar y condenar estos actos y expresiones".
México se convierte en el segundo país en ratificar la convención contra toda forma de discriminación e intolerancia, después de Uruguay, que se vinculó en mayo de 2018, lo que permitirá su entrada en vigor 30 días después en que sea depositado el instrumento.
"Esto deja en claro el compromiso que el Estado mexicano tiene con los derechos humanos en su territorio, pero también en la promoción de los derechos en los foros multilaterales", dijo la secretaría de Relaciones Exteriores.
El Estado mexicano reafirmó su compromiso con "la erradicación total e incondicional del racismo y de toda forma de discriminación e intolerancia en la región".
En el tiroteo de El Paso, ocurrido el 3 de agosto pasado, murieron 22 personas, ocho de ellas de México, y fue perpetrado por un joven que manejó casi 1.000 kilómetros con el propósito de matar la mayor cantidad de mexicanos para "contener la invasión " por la frontera sur de EEUU.