Hubo un momento en el que Apple fabricaba teléfonos que eran todo un éxito entre los consumidores y toda una revolución tecnológica en el mercado. No obstante, a finales de enero de 2019 Apple publicó un informe trimestral en el que informaba de una caída del 15% en las ventas de iPhone en el periodo de las fiestas de Navidad. Este es el peor resultado de la compañía en los últimos diez años.
Además, según el presidente de Apple, Tim Cook, los poseedores de sus gadgets comenzaron a renovar sus dispositivos con menos frecuencia: ahora compran un nuevo iPhone cada tres años como media.
Según una investigación de SurveyMonkey, los usuarios estadounidenses no ven el sentido a comprarse nuevos modelos porque son demasiado caros y porque no tienen las características que harían de un iPhone un dispositivo indispensable. Apple incluso se negó a revelar las estadísticas sobre las ventas de su celular y decidió apostar por nuevos servicios —noticias, juegos y streaming— tratando de obtener mayores ingresos.
Las características técnicas no superan a la competencia
Por tercer año consecutivo, la empresa presenta el mismo gadget con una cámara y un procesador mejorados que además no son muy diferentes de su competencia basada en Android.
Algunas funciones de la realidad aumentada y algunas capacidades de la inteligencia artificial de Apple tampoco son nuevas en la industria de los celulares, destaca Gazeta.ru. Muchos de los dispositivos insignia chinos tienen mayor capacidad de batería que los iPhone. Además, Apple tuvo que abandonar casi en el último minuto la función de la carga inalámbrica inversa, ya que supuestamente "no cumplía con los estándares de la compañía", es decir, no funcionaba correctamente. Sin embargo, los competidores sí tienen esta característica desde hace mucho tiempo.
La carga inalámbrica inversa supone que el propio teléfono se convierte en una estación base para cargar otros dispositivos móviles con inducción electromagnética.
Los mejores se van
Una de las razones por las que Apple ya no es la misma es el éxodo de personas involucradas en la creación de todos los productos icónicos de la compañía. De los seis altos ejecutivos —Steve Jobs incluido— que mostraron al mundo el primer iPhone en 2007 solo quedan dos en la empresa: Phil Schiller, vicepresidente senior de marketing de la compañía —quien a menudo participa en las presentaciones de los nuevos productos— y Eddy Cue, vicepresidente senior de software.
Una de las bajas más significativas fue la dimisión a finales de junio de 2019 del diseñador jefe de Apple, Jonathan Ive, persona cercana en su día a Jobs. Los empleados de Apple recuerdan cómo Ive y Jobs eran inseparables y de ideas muy similares. Se rumorea que Ive se fue debido al nuevo diseño de la cámara triple que los internautas calificaron de feo.
Así, las personas de gran talento y de grandes éxitos reclutadas por el mismo Steve Jobs se están yendo poco a poco a otras compañías y dejando a Tim Cook en un barco a la deriva. Menos de diez años después de la muerte del cofundador de Apple, su imperio ya se está resquebrajando.