Los israelíes vuelven a las urnas el próximo 17 de septiembre para elegir su Parlamento, cinco meses después de celebrar unas elecciones generales que se tienen que repetir porque Netanyahu no pudo formar una coalición de gobierno en abril.
Las últimas encuestas publicadas en medios israelíes dan la victoria a Gantz, pero solo por un escaño sobre Netanyahu y sin mayoría suficiente para gobernar solo.
Quien gane los comicios necesitará pactar con varios partidos para alcanzar la mayoría de 61 escaños necesarios para poder gobernar cómodamente.
En los 71 años de historia de Israel, los partidos árabes nunca han formado parte del ejecutivo. Mayoritariamente por el rechazo de las formaciones que lo han liderado, pero también por el rechazo de los árabes a muchas de las políticas impulsadas por los gobiernos de Israel, que consideran que van en detrimento de los palestinos.
Hace unos días, el líder de la Lista Conjunta árabe y del partido Hadash, Ayman Odeh, afirmó que estaría dispuesto a entrar en un ejecutivo israelí si se cumplieran sus demandas.
"El principal objetivo de la Lista Conjunta es cambiar la situación de la comunidad árabe y mejorarla", afirmó Tibi en una rueda de prensa, acompañado por otro diputado de la Lista Conjunta y miembro del partido Hadash, Yusef Yabarin.
Tibi subrayó que "la mejor manera de hacerlo es derrocar a Netanyahu y a la derecha. Pero hay términos y condiciones para estar en una facción preventiva", una opción mucho más realista, según él, que la de entrar a formar parte de una coalición de gobierno.
También exigen que se cancelen leyes como la Ley Básica del Estado-nación judío —que establece que Israel es un Estado judío, lo que convierte a los no judíos en ciudadanos de segunda categoría—, y la regulación que prohíbe a los palestinos mudarse a Israel por medio de la reunificación familiar.
"Esperaremos los resultados de las elecciones, y si alguien nos llama, le escucharemos y hablaremos", indicó Tibi. "Aunque dudo que [Gantz] nos llame. Quiero echar a Netanyahu, pero Gantz no es la taza de té de la Lista Conjunta. No ha nombrado la solución de dos estados [uno israelí y otro palestino]. Incluso Netanyahu ha hablado de ella, mintió, pero la nombró", añadió Tibi en tono irónico.
Para Tibi y Yabarin, entrar en el gobierno israelí es prácticamente impensable porque pronto se darían situaciones que les harían abandonar la coalición.
"¿Qué pasaría si Gantz, como primer ministro, decidiera atacar Gaza y [Yabarin], como ministro, vota en contra y se aprueba? También habría presupuestos para asentamientos [judíos en territorio palestino ocupado] y demoliciones de casas", señaló Tibi.
Para él, el mejor mecanismo para lograr los objetivos del sector árabe sería apoyar a quien gobierne en el marco de una facción preventiva, al estilo del acuerdo que firmaron los partidos árabes con Rabin y que se extendió entre 1992 y 1995.
Yabarin, que vaticinó que la Lista Conjunta podría ganar hasta 15 o 16 escaños en la Knéset (Parlamento israelí), desconfió de que Gantz llame a la Lista Conjunta árabe para pedirle su apoyo, ya que tras los pasados comicios, no lo hizo "por racismo".
"Es una falacia que unirse a un partido sionista traiga un cambio real", aseveró Yabarin, que pronosticó que las formaciones árabes seguirán en la oposición tras las elecciones del 17 de septiembre.