La candidatura de Sánchez, que necesitaba el apoyo de una mayoría simple para ser investido, fue rechazada con 124 votos a favor, 155 votos en contra y 67 abstenciones.
En el "no" se situaron los partidos del bloque conservador y en el de la abstención se situó el principal socio potencial de Sánchez, la coalición izquierdista Unidas Podemos —42 escaños—, junto a una amalgama de partidos progresistas, nacionalistas e independentistas de ámbito regional.
Al término de la votación, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, constató que "no se alcanzó la mayoría requerida" y que la cámara "no otorga la confianza para la investidura".
Esta circunstancia será trasladada oficialmente por Batet al rey de España, Felipe VI, que previsiblemente celebrará una ronda de contactos con los partidos políticos para encargar de nuevo la formación de Gobierno a un candidato.
Fracaso de las negociaciones
El fracaso de la investidura de Sánchez llega tras horas de intensa negociación entre su formación, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la coalición izquierdista Unidas Podemos (UP) para intentar conformar un Gobierno de coalición.
En las últimas 48 horas, ambos partidos airearon en los medios de comunicación detalles internos de las negociaciones.
La última oferta del PSOE ofreció a Unidas Podemos —que aceptó previamente el veto a la entrada en el Gobierno de su líder, Pablo Iglesias— la posibilidad de entrar en el Ejecutivo ocupando una vicepresidencia de carácter social y tres ministerios: el de Igualdad, el de Sanidad, y el de Vivienda.
Unidas Podemos rechazó esa oferta afirmando que las atribuciones y posibilidades de acceso a presupuestos de esos ministerios no les permitiría aplicar políticas sociales, y solicitó también ocupar el ministerio de Trabajo o incluso el de Hacienda.
En un duro discurso ofrecido antes de la votación de este 25 de julio, Sánchez acusó al líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, de hablar de intercambios de ministerios en lugar de asuntos programáticos.
"No se puede poner la Hacienda pública en manos de alguien que nunca ha gestionado un presupuesto", respondió Sánchez en respuesta a la propuesta de Unidas Podemos.
Además, acusó a Iglesias de "querer controlar el 80% del gasto social del Gobierno" y de querer crear un "Gobierno paralelo" manejado por su partido.
Por su parte, Iglesias trasladó la negociación a la propia tribuna del Congreso y en directo ante millones de espectadores, a escasos minutos de realizarse la votación, anunció que su partido renunciaría a la pretensión de ocupar el Ministerio de Trabajo si el PSOE le cedía "las políticas activas de empleo".
Además, Iglesias utilizó su turno de palabra para reprochar a Sánchez su actitud en las últimas semanas, afirmando que no trató con "respeto" al que pretendía ser su socio de gobierno.
Mientras ambos líderes intercambiaban reproches por el fracaso de las negociaciones, los portavoces de otras formaciones situadas en la abstención como el Partido Nacionalista Vasco o Esquerra Republicana de Cataluña riñeron a Iglesias y Sánchez por su incapacidad para llegar a un acuerdo.
Especialmente duro fue el discurso del independentista Gabriel Rufián (ERC), que culpó a ambos de acercar el país a unas nuevas elecciones en las que la balanza podría inclinarse en favor del bloque conservador, abriendo la posibilidad de que los ultraderechistas de Vox entren al Gobierno.
El PSOE no aclara nada
El Partido Socialista Obrero Español eludió aclarar si su líder, Pedro Sánchez, aceptará un nuevo encargo del rey de España para intentar formar Gobierno.
"Ya no es candidato", dijo en una comparecencia de prensa el diputado socialista Rafael Simancas, que definió como "muy grave" la actual situación de bloqueo.
En su comparecencia ante los medios, Simancas subrayó que Sánchez dejó de ser candidato tras el fracaso de la votación del 25 de julio, por lo que no se sabe cómo afrontaría un eventual segundo encargo por parte del monarca.
De esta manera, Simancas recordó de forma velada que en el mes de septiembre está prevista la publicación de la sentencia contra los líderes políticos catalanes por su participación en el referéndum del 1 de octubre, lo que previsiblemente agitará la situación política en Cataluña, alejando las posibilidades de cooperación de los partidos independentistas.
"La oportunidad de que este país tuviera un presidente socialista se acaba de malograr hace unos minutos”, lamentó Simancas.
Si el día 23 de septiembre el Congreso de los Diputados sigue sin haber elegido a un presidente del Gobierno se procederá automáticamente a una repetición electoral.