Números clave en esta operación: 30, 5, 10, 7, 6.000, 11, 700, 45, 90, 25.
30 de mayo fue el día en que Donald Trump intimó a su homólogo mexicano, AMLO, a tomar medidas para frenar los flujos migratorios que se dirigen a EEUU. 5% de aranceles sobre productos mexicanos importados por el país norteamericano fue con lo que Trump amenazó a México. 10 de junio hubiera sido el día de la aplicación de la medida si antes de esa fecha no se llegaba a un acuerdo. 7 de junio fue cuando ambos países firmaron el pacto.
45 son los días de plazo que Trump le dio a AMLO para comenzar a evaluar el buen funcionamiento del plan. 90 son, en cambio, los días de gracia que pidió AMLO a su homólogo.
Lo cierto es que las cartas están echadas y la última palabra, es decir, la de Trump, todavía no está dicha. La amenaza todavía sobrevuela México, con unos aranceles que arrancarían con el 5% y que podrían trepar, dependiendo de la situación, hasta el 25%.
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Pero las aguas se calmaron al compás de la sorprendente celeridad de las negociaciones. Apenas ocho días transcurrieron entre que Trump lanzó la amenaza, y la firma del acuerdo entre ambos países. Todo un tiempo récord.
Para el columnista de Sputnik, Víctor Flores García, estamos ante un chantaje por parte de EEUU.
"Fue un chantaje con la imposición de aranceles que tendrían un costo mayúsculo para México. […] México trató de evitar que las negociaciones transcurrieran por ese rumbo y las llevó alrededor del tema migratorio", explica el periodista.
Según Flores García, México tuvo que asumir algunos compromisos que recoge el informe del canciller, Marcelo Ebrard, incluso como parte de su política Constitucional y de sus propios intereses. "El canciller dijo: 'tenemos que saber quién pasa, a dónde van, quiénes son, qué nacionalidad tienen, qué quieren hacer, por el mismo interés de los migrantes que han sufrido en otras circunstancias, ataques del crimen organizado y han ocurrido masacres'".
El periodista subraya que México trata de colocar este acuerdo en una perspectiva nacional para que su propia ciudadanía lo entienda. Incide en que centenares de organizaciones defensoras de los derechos de los migrantes han reaccionado con una gran decepción.
"Consideran que esto es el mismo proceso de militarización que se practicó en las Administraciones pasadas, en particular en la de Enrique Peña Nieto", remarca.
"Yo entrevisté al sacerdote Alejandro Solalinde quien estuvo en el acto del pasado sábado con el presidente Andrés Manuel López Obrador, que lo bautizó como un acto de 'Defensa de la dignidad y de la amistad con EEUU'".
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En este sentido, Flores García hace una apreciación.
"El propio nombre del acto retrata lo que busca la actual Administración del presidente López Obrador: con un país que tiene una vecindad tan intensa, a quien le exporta más del 80% de sus productos, no conviene pelearse. Y sus alusiones a tener una buena relación, [a] no confrontarse, [a privilegiar el] diálogo y [la] amistad con el propio Donald Trump, resumen esa política exterior", observa Víctor Flores García.